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Sinopsis

San Juan Crisóstomo fue por encima de todo un excelente catequista y gran predicador. En torno a él se congregaban numerosos fieles prendados de las palabras que brotaban de su "boca de oro". Aquellos cristianos eran hombres y mujeres enfrentados cada día a un entorno pagano del que sólo a duras penas podían sustraerse y que hacía muy difícil vivir un cristianismo radical. Precisamente en materia de matrimonio y segundas nupcias la inercia de las costumbres paganas amenazaba con ensombrecer el verdadero significado de la doctrina cristiana, tan novedosa en este punto.
Las tres obras que forman este volumen presentan diferentes aspectos del matrimonio cristiano, que nuestro autor afronta siguiendo las enseñanzas de san Pablo sobre este tema. En los dos primeros escritos, A una joven viuda y Sobre el matrimonio único -este último presta su título a todo el volumen-, el Crisóstomo canta las excelencias de la viudez, estado equiparable al de la virginidad que posibilita, como ésta, una extraordinaria cercanía a Dios y el ejercicio constante de la virtud. Sin condenar jamás las segundas nupcias, subraya la superioridad de un matrimonio único.
En este deseo de dignificar la unión de los esposos se fundamenta la tercera obra que aquí se traduce: Con qué mujeres hay que casarse. Si el vínculo conyugal es imagen del amor de Cristo por su Iglesia, la elección de la propia esposa ha de estar en consonancia con tan enorme trascendencia. El obispo de Constantinopla animará entonces a los cristianos a basarse en nuevos criterios de elección, como la virtud y el amor auténtico, frente a los usuales entre sus contemporáneos.

Autor

Ordenado sacerdote en febrero del año 386, al comienzo de la Cuaresma, comenzó enseguida su actividad de predicador revelando una clara y profunda concepción del bautismo, debida por una parte, a su experiencia personal y, por otra, a la tradición que se hallaba presente en la Iglesia de Antioquía. "Boca de oro" fue llamado, precisamente por su carisma especial. Su auditorio en Antioquía y en Constantinopla, a menudo estallaba irresistiblemente en aplausos cuando le oía con su estilo brillante y popular, original, imprevisible y vivo. Pues bien, toda su extraordinaria oratoria, todos sus discursos, apuntaban a algo esencial: llevar a las gentes a la práctica del Evangelio, sin medias tintas. Él, que durante cierto tiempo, se formó con los ermitaños, en los alrededores de Antioquía, quería que se realizase aquella perfección de los monjes -aquella vida angélica, como él la llamaba-, en medio del pueblo, entre gentes de todas las profesiones y estados; en la ciudad, en las familias. Ésta era una de sus ideas dominantes. Por eso Juan Crisóstomo ha sido, con razón, definido como maestro de la vida cristiana para los laicos. Y no fue casual el que Juan XXIII lo proclamara "celestial patrón" del Concilio Vaticano II.

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Información

Publicado por:  Editorial Ciudad Nueva

Primera edición:  05 de abril de 2001

ISBN:  978-84-9715-000-2

Páginas:  160

Formato:  20,5x13,5

Peso:  200





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