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LA MIRADA DE LA SEMANA
Antoni Pedragosa
No a la guerra. Sí a la paz
PUBLICADO

30 de septiembre de 2024

“La paz no se puede construir nunca con las armas, sino alargando la mano, y abriendo el corazón...". Lo suele decir el papa Francisco y tenemos que reconocer que no estamos en un buen momento. La humanidad retrocede cuando cree más en la violencia que en el diálogo. Y esto es lo que nos pasa, que proclamamos el derecho a la libertad, a la tolerancia y a la democracia; que proclamamos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero todo este programa de buenas intenciones, contrasta con la realidad de los hechos.

El lenguaje es de paz, pero los hechos no lo son. No tendríamos que entrar nunca en la incoherencia de decir una cosa y hacer otra. Tenemos que ser gente de paz siempre, pero con el coraje y el sentido crítico de ir contra todo aquello que es injusto y que, por lo tanto, no construye una convivencia pacífica.

Tenemos que recuperar aquello que los psicólogos llaman "escucha profunda". Es decir: aparcar nuestras ideas cuando el otro habla. Así podremos entrar en su pensamiento para hacer nuestro todo lo que hay de positivo. Esto no quiere decir que tengamos que renunciar a todo aquello que somos, que pensamos y que creemos, sino que, desde aquello que somos, respetamos aquello que es y piensa el otro.

Pero para eso hace falta que aprendamos a fondo el arte del diálogo. Tal vez sea el reto más importante de nuestro tiempo, que se caracteriza por la diversidad de culturas, de costumbres, de lenguas, de razas, de religiones... compartiendo incluso los mismos espacios.

Este reto nos exigirá aprender a dialogar con personas que piensan diferente a nosotros. A pesar de las diferencias hay que generar un clima de buena relación y de amistad, un clima de confianza. Los intereses contrarios pueden generar situaciones de conflicto, como cuando uno quiere lo que el otro no quiere. No son momentos para excitarse, sino para serenarse y, si hace falta, bajar mutuamente el listón de las apetencias, para facilitar el pacto o el acuerdo.

 Ciertamente, que los medios de comunicación demonicen al adversario no pacifica y dificulta el diálogo. Tenemos que estar convencidos que trabajar por la paz nos humaniza, nos pacifica y nos hace más felices. Una voz muy autorizada dijo: "Felices los que trabajan por la paz...."

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