Cuanta más información tenemos a nuestro alcance para poder emitir juicios razonados y tomar decisiones razonables, más parece que los vendavales de las emociones nos arrastren y –como sucede con las hojas en otoño– nos dejan en un rincón de la plaza, amontonados con los nuestros. Pero desde un rincón no se tiene buen ángulo de visión, ni acceso a puntos de vista diferentes, que sólo pueden llegarnos hablando, razonando –otra vez la razón– con los otros.

 

Sí, la política actual tiene esas cosas, pero también tiene otras. No son tan llamativas y, para encontrarlas, nos hemos de elevar por encima de las corrientes de aire que nos traen los virus de la inmediatez y de la acción/reacción. Y también podemos mirar hacia abajo, remover la tierra y encontrar las raíces.

 

Así hemos querido afrontar este número, desde arriba, desde donde se ve el horizonte y donde las corrosivas batallas del día a día se redimensionan, y desde abajo, donde las raíces nos muestran el sentido de la política, aquello de lo que tanto se habla: el bien común. Con esta doble mirada ofrecemos la entrevista de Josep Bofill al filósofo Daniel Innerarity, que nos ayuda a «elevar la vista y buscar nuevos horizontes, nuevos conceptos, nuevas palabras», y a continuación el artículo de Arantza Echaniz, profesora de ética, que nos acerca al reto de «reconciliar contrarios en un mundo de conflictos». Y para aterrizar en los logros de un esfuerzo por construir una convivencia pacífica, el artículo de Victoria Gómez sobre el ejercicio de la fraternidad en política. Y no se pierdan el testimonio de Ken Newell sobre una iniciativa reconciliadora en Irlanda del Norte.