Por segunda vez desde que empezamos esta serie “conmemorativa” de Cumplimos 50 tenemos que aparcar el guión previsto y dirigir la atención hacia otro lado. Las ocasiones lo merecen. Primero fue la desaparición de la fundadora de los Focolares (número de abril) y ahora lo es la elección de su nueva presidenta.
La asamblea del Movimiento de los Focolares (Ciudad Nueva es una de sus expresiones) ha tenido lugar en su centro internacional de Castelgandolfo (Roma) durante el mes de julio. El objeto de dicha asamblea era elegir a los dirigentes que indicarán la andadura de todo el Movimiento durante los próximos años. Eran 496 personas de todo el mundo. Rememoraban el reciente deceso de la fundadora y mantenían la caridad recíproca. Y aunque sus conversaciones eran muy constructivas, no conseguían entender qué había que hacer. ¿No recuerda esta situación al episodio del Evangelio de Lucas conocido como “los discípulos de Emaús”? Cuenta que dos de los discípulos iban de Jerusalén a Emaús y hablaban de todo lo que había ocurrido a propósito de la muerte y resurrección de Jesús. Y dice: «Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos estaban como incapacitados para reconocerlo».