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Ciudad Nueva y la opinión pública

Manuel María Bru


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CUMPLIMOS 50 La revista Ciudad Nueva, a su nivel, está llamada a ser a la vez creadora y conductora de opinión pública. Como expresión que es del Movimiento de los Focolares, entre otras cosas, forma parte de la sociedad civil, y por tanto es más actora que espectadora de la opinión pública. Su influencia es discreta, si consideramos su implantación y difusión, pero es abierta (no sólo en opiniones, sino también en actitudes) y amplia, pues su alcance es más ético y cultural que exclusivamente político. Es más conductora de elementos emergentes que de elementos dominantes (no es políticamente correcta, pero por “elevación” de planteamientos). Y es conductora de “trasfondos” de la opinión, como la convicción (valores y valoraciones), la implicación (percepciones, opciones y compromisos), y no de esquemas ideológicos. Ciudad Nueva tiene una capacidad de penetración social más cualitativa que cuantitativa (escasa, pero significativa difusión), con un target (ámbito de destinatarios) muy determinado y una fidelización y credibilidad también muy altas, porque sus lectores son mayoritariamente sensibles a sus contenidos y se adhieren a sus compromisos. Es además generadora de una agenda informativa y temática complementaria y alternativa a la del resto de los medios de comunicación de amplia difusión. Ciudad Nueva aporta una serie de valores en el ámbito de la comunicación nada desdeñables. Por un lado, empatía y positividad. La empatía no supone un plus de subjetividad, sino un plus de objetividad, por su capacidad de introspección en el misterio de la realidad. La positividad se manifiesta como una especial sensibilidad para considerar los aspectos esperanzadores de todo tipo de situaciones, frente a la fuerte tendencia de buscar la notoriedad a base de negatividad y la fascinación a base de zafiedad. Por otro lado, propone integridad y visibilidad de temáticas y perspectivas frente a restricciones ideológicas. Así como solidaridad y pluralidad, sin fronteras continentales, sin prejuicios y sin miopías localistas. En conclusión, Ciudad Nueva está llamada a ejercer una influencia limitada pero efectiva en la opinión pública como medio de comunicación propositivo. Es decir, contribuye al debate público y a la convivencia y el progreso social más proponiendo que corrigiendo. Aunque cada proposición que hace, en virtud de su profunda racionalidad, y sobre todo de su impactante practicidad, tiene mucha más capacidad transformadora que la más audaz de las críticas y correcciones sociales posible.



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