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LA MIRADA DE LA SEMANA
Ana Moreno Manuel Toribio
Los centros educativos los hacen las personas
PUBLICADO

03 de marzo de 2025

En los próximos meses, dependiendo de la Comunidad Autónoma, se lleva a cabo el proceso de solicitud de centro escolar para nuestros hijos. Un proceso de gran envergadura administrativa similar al de la presentación de la Declaración de la renta, que provoca mucho estrés en las familias ya que la decisión adoptada puede afectar de muchas maneras a sus vidas o bien, y esto ya está sucediendo cada vez menos por la bajada de la natalidad, porque, finalmente, no podamos conseguir una plaza en el centro por el que, después de mucho debate, nos habíamos decidido.

Teniendo en cuenta nuestra experiencia como docentes, como directores de Institutos de Enseñanza Secundaria, como presidentes de las comisiones de garantías de admisión del alumnado, y después de haber ocupado otros cargos dentro de la Administración educativa, podemos llegar a una primera conclusión, importante a la hora de elegir un colegio o un instituto: los centros educativos los hacen las personas que conforman la comunidad educativa. Y esto vale para cualquier tipo de centro: público, privado concertado o privado.

Por lo tanto, creemos que no son del todo relevantes el tipo o las condiciones en las que se encuentren las instalaciones. Sí que habrá que tener en cuenta los servicios complementarios que un centro oferte como el aula matinal, el comedor, las actividades extraescolares, que nos ayudarán a poder conciliar nuestra vida familiar con la laboral.

También es interesante que se encuentre cerca de nuestro domicilio de manera que evitemos las situaciones nerviosas que se producen a la hora de hacer un desplazamiento en coche (atascos, malas condiciones meteorológicas, contaminación) que, por otro lado, nos privan de hacer un poco de ejercicio y de tener un momento pausado de comunicación con nuestros hijos (aunque a veces no es tan pausado porque llegamos tarde y ¡todo son prisas!).

Si nos fijamos, como hemos dicho, en las personas que forman parte de una comunidad educativa, aquí siempre hay un riesgo, ya que estas van cambiando a lo largo de los diferentes cursos. Cambian también los equipos directivos, que son la llave que pone en marcha el “motor” del centro. Además, las personas que han tratado a un niño o una niña con óptimos resultados educativos pueden no ser tan buenas para otros niños con otras características o circunstancias.

Por lo tanto, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir un centro para nuestros hijos? El clima que se respira en el centro. Esto podemos comprobarlo cuando hacemos la visita en las jornadas de puertas abiertas. Un buen clima no depende de las instalaciones, de la procedencia geográfica o social de las familias del alumnado, de la edad de los docentes… Depende de lo que todos los miembros de la comunidad educativa aportan a un centro que tiene claro que lo importante no son los conocimientos o las notas sino la educación que recibe el alumnado.

Conocemos un caso de un colegio público de un pueblo donde había otros colegios públicos y concertados, y que estaba situado en un barrio habitado por personas mayores y, además, con dificultades en el acceso. Como siempre tenían plazas vacantes, a lo largo de los diferentes cursos se iban llenando las aulas de alumnado inmigrante hasta tal punto que era conocido en el pueblo como la ONU y que estaba quedando como un colegio marginal. Un grupo de maestros y maestras que tenían destino en el centro con grandes valores, decidieron ponerse manos a la obra: se formaron para pasar a ser un centro bilingüe, fijaron criterios homologados para trabajar en grupos en todas las clases, organizaron muchas actividades que compartieron también con las familias, promovieron junto con el Ayuntamiento un carril bici para facilitar los desplazamientos… En poco tiempo, pasó a ser el colegio más demandado de la localidad.

Por lo tanto, ¿qué hacer? Valorar todos aquellos factores que pueden ayudar al desarrollo de nuestra vida familiar dándonos tranquilidad y confianza en el colegio. Y también, intentar colaborar en la medida de nuestras posibilidades con el colegio: dando valor a lo que proponen los maestros y profesores y colaborando con ellos, formando parte de los órganos de participación como el consejo escolar, padres delegados de curso, Asociación de las familias que se haya constituido en el centro, colaboración en actividades, etc. En definitiva, teniendo una actitud proactiva y positiva hacia el centro para conseguir, junto con todos los demás, que nuestros hijos vayan contentos al colegio.

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