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Encuentro de dos almas

Entrevista a Mardía Herrero y Francis Marín (primera parte)

PUBLICADO

20 de diciembre de 2024

Por el nombre, LAR parece un sitio donde estar a resguardo… Pero no. Lar es el hogar, donde se enciende el fuego para reunirse alrededor y alimentar el amor. Pero no para quedarse ahí, sino para luego salir. Una conexión bonita para hablar de este viaje de Francisco en busca del sultán.

Ana: ¿Cómo os encontrasteis?

F: Fue providencial. En cuanto la escuché hablar, fue como un rayo de luz, vi como una pareja espiritual creativa. Dios me llamaba a hacer una experiencia de dos en uno. Le mandé un mensaje y, por su respuesta, ya parecía una continuación de algo mayor. Fue un encuentro de dos almas que se funden en el Creador para cocrear y ponernos a su servicio.

M: Francis me contó que había fundado una editorial, Kyrie, y me propuso escribir la obra que me gustaría contarle a mis hijos. Fue como ¡boom!, que de repente alguien diga: «Haz lo que te salga del corazón y yo te lo publico». De ahí surgió una magia inspirada de Cielo y tierra. 

A: Así se llama vuestra primera aventura juntos. ¿Cómo surgió?

M: Lo que más quiero en la vida como madre son mis hijos… ¿Qué les quiero contar? Y surgió una historia reciente cuando, escuchando una canción, de repente vi a Tierra subir hasta el cielo y vi a Cielo bajar hasta la tierra. Y eso enlaza con otra historia: cuando mi hijo Omar tenía siete años, murió su mejor amiga. Por la noche su madre me lo dijo. Mi hijo había estado con ella por la mañana… Me pasé toda la noche sin dormir. De repente, la propuesta de Francis conectó con mi necesidad de contarle a mi hijo el fallecimiento de su mejor amiga. Así surgió Cielo y Tierra, que habla de la unión entre el más acá y el más allá. Tierra se parece a la niña que falleció, Teresa, y Cielo se parece a mi hijo, que la perdió. Es un anhelo de que se vuelvan a encontrar, al menos en lo simbólico. Y todo el proceso creativo con Francis me ayudó a hacer el duelo.

F: Cielo y Tierra fue algo hecho en comunidad, había toda una energía familiar ahí… Al principio yo desconocía la historia de Teresa, y en los primeros bocetos Tierra tenía rasgos europeos, tez clara… Un día soñé con Tierra, pero no tenía nada que ver con el personaje del boceto. Al día siguiente la dibujo como en el sueño, se la enseño a Mardía y ella reconoce a Teresa. Para mí fue muy significativo, y desde entonces hay una presencia espiritual muy fuerte de Teresa.

A: ¿Cómo nació Francisco y el sultán? ¿Es el autor del texto quien busca un ilustrador? Quizás en vuestro caso las cosas no funcionan así.

M: Yo sentía pasión por ese momento histórico que preserva el misterio, porque los historiadores nunca han conseguido saber exactamente qué pasó entre Francisco y el sultán. Eso da pie a múltiples interpretaciones, pero también a conectar el corazón. Francis me propuso hacerlo juntos, pero lo dejé estar, porque una cosa es que sienta pasión por un momento y otra es cuando el libro se impone: es como que me inspira… y entonces ya me comprometo.

El 4 de octubre de 2022, fiesta de San Francisco, hubo de repente como una apertura brutal; y me digo: «Toca escribir sobre esto». Ese mismo día escribí un prólogo. He dedicado un año y pico a un ensayo, llevo 200 páginas. Mientras tanto, Francis me dijo: «¿Por qué no hacemos un álbum ilustrado?». Yo lo veía inviable. ¿Qué álbum ilustrado se puede hacer sobre esto? Había una tesis, y eso queda bien para un ensayo. Para un álbum ilustrado pega una biografía, algo más sencillo, ¿no? Pero sentí que él tenía esa llamada. «Bueno, vamos a ver qué sale». Hice un guioncito de dos páginas, se lo pasé y a los pocos meses me devolvió la obra prácticamente entera. Yo no sabía dónde ubicar ese libro: no era un álbum ilustrado ni una biografía… Retomé el guion y las 200 páginas y me puse a simplificar. Sentía la llamada de Francisco a la sagrada simplicidad: simplifica, simplifica, ve a lo esencial…

La obra se acabó de fraguar en un momento de frustración profesional casi completa, y este proyecto fue mi refugio; estaba lleno de luz. El proceso creativo ha sido como una lumbre, como descansar un rato al fuego del hogar, como decías al principio.

F: Recuerdo que seguíamos con nuestra vida cotidiana, pero cuando entrábamos en el libro había una paz que nos situaba en otro lugar (como subir al monte Tabor). Nos pasaba a los dos. Yo iba al libro a descansar, literalmente. Curiosamente, me han llegado esas mismas reacciones de la gente cuando entra en el libro: que se transporta y descansa.

MARDÍA HERRERO
MardÍa
Herrero es escritora y profesora de secundaria, doctora en Literatura, máster en Ciencias de las Religiones y licenciada en Historia y en Filología Hispánica. Madre de 5 hijos. Amante del sufismo.


FRANCIS
MARÍN
Francis
Marín es ilustrador. Ha realizado trabajos de ilustración para muchas editoriales y en el 2018 comenzó el proyecto editorial Kyrie, ahora dentro de Ciudad Nueva.

 

 

A: Entonces, al final ¿es una biografía de Francisco centrada en un encuentro, o es otra cosa?

F: Fíjate que al principio se iba a subtitular «libro de viaje» porque, cuando lo recibí lo veía como un viaje aventurero que todos hacíamos con Francisco. Mardía lo dice al principio: «Francisco, el sultán y nosotros».

M: La biografía, esencial para hacer comprensible todo lo demás, nos permite entrar en otra dimensión. Porque la vida de alguien como Francisco nos permite enlazar con lo eterno si somos fieles completamente a su tiempo y a lo que vivió, sin idolatría ni proyección. Es decir, no digo que haya que ser objetivo: cada uno se acerca a un personaje histórico con todo su bagaje, su pasión y su anhelo. No hablo de objetividad, hablo de necesidad de realismo, de comprometerse con uno mismo completamente y de abrirse a que el otro diga de sí lo que no quieres oír. El problema de los santos es que los hemos obligado a decir lo que ellos no habían vivido, hemos hecho usos políticos, religiosos… También se da el fenómeno contrario, igual de nefasto: la idolatría. Con ella matamos su humanidad y tampoco dejamos que nos digan nada. Si trabajamos con autenticidad interior y abiertos a que el otro pueda decirnos algo, entonces se corre el velo y Francisco se convierte en un espejo para mirarnos dentro y en una llave para abrir nuestro corazón. Parece una biografía, pero a través de la belleza exquisita que dejan ver las imágenes, el libro se vuelve un espejo en el que mirarnos y una llave para trascender.

F: Es tanta la simplicidad que incluso hay una imagen que es silencio, como un silencio que habla. Está vacío, pero a la vez está lleno. Esto fue un diálogo muy interesante, porque Mardía pasó de casi una tesis doctoral a resumir, resumir y resumir. Se le metió en la cabeza la simplicidad y era casi una obsesión.

A: Los dos se entusiasman hablando de la expresividad de la luz y el color en algunas imágenes en particular: la de Clara, la del Canto de las criaturas…

M: Los dos nos conectamos mucho cuando creamos, es difícil de explicar: la misma idea –sostenida por el texto– de la simplicidad del espejo, del no idolatrar… Porque ahí hay una afirmación de la luz, no se idolatra a Francisco; se ve su completa humanidad y se ve que está lleno de luz. Puedes sentirlo realmente como un hermano, se acerca a ti. Ya no es medieval. Es un Francisco medieval, claro, pero es completamente humano, no es una estatua que has construido ni tampoco es cualquiera que va por ahí en el siglo XXI.

A: Una experiencia universal que sirve un poco para todos…

 

Sigue la entrevista en La identidad y el puente

Revista
Este artículo sale publicado en el número 4 de la revista LAR, puedes suscribirte y recibirlo en tu casa y ver el pdf
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