Iniciar sesión
Debe iniciar sesión para poder comprar libros y acceder a la información para suscriptores de la revista LAR.
Mail*
Contraseña*
¿Aún no tienes cuenta?
Regístrate y crea una cuenta
¿Olvidaste tu contraseña
Mail*
Le enviaremos un correo electrónico para restablecer su contraseña.
LA MIRADA DE LA SEMANA
María José Jiménez Noguera
El valor de las pequeñas cosas
PUBLICADO

20 de diciembre de 2024

Con gran ilusión, recibí, por fin, de los Reyes Magos, el costurero que tanto había deseado. Yo tenía ocho años. Esperaba que mi costurero estuviera lleno de coloreadas bobinas de hilos, tijeras, agujas, dedal, un metro, botones e incluso un acerico en forma de corazón lleno de alfileres, pero no fue así. Estaba vacío, por lo que a mí no me pareció un costurero, sino simplemente una bonita caja de madera.

Con el tiempo, fui llenándola de pequeñas cosas que llamaban mi atención. Comencé de esta manera mi colección de cruces, originales cajas de cerillas, muestras de perfumes, cromos de rostros angelicales… Gracias a aquel “no costurero” perdí mi afición por la costura y descubrí que las pequeñas cosas tenían un gran valor, al menos para mí, así era.
En otro plano, alejado de lo material, me sucedió algo similar. Comprendí la grandeza que residía en cada acción hacia los demás y comencé a realizar pequeños gestos de amor, que contribuían a transformar mi entorno.

En estos días en los que celebramos la Navidad y afloran los sentimientos más sublimes, tal vez no podamos hacer grandes cosas para “arreglar el mundo” como sería nuestro deseo, basta que hagamos lo que podamos en cada momento del día, prestando atención a los detalles. Quizá nos toca preparar una rica comida para nuestra familia, visitar a un enfermo, compartir con quien tiene necesidad, ofrecer nuestra escucha, acompañar a quien está sólo, presentar nuestras disculpas o perdonar. 

Chiara Lubich dijo: “Nada es pequeño si está hecho por amor” y hablándole a los niños les animaba a contar los pequeños actos de amor que realizaban a lo largo de la jornada. Cuantos más…mejor.

 Con ellos contribuimos de alguna manera a construir la paz. Esa paz que todos anhelamos y que comienza por uno mismo. 

Ojalá que estas Navidades, nuestro “no costurero” imaginario esté repleto de pequeñas cosas realizadas por amor.  Será el mejor regalo que podamos ofrecer al Niño Jesús y al mundo.

34 91 725 95 30