logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




articulo

La primera de una “generación de santos”

Ana Moreno Marín

Era uno de los sueños más grandes de Chiara Lubich, más aún, una auténtica certeza. Si se vive el carisma, si se pone en práctica el arte de amar que Dios mostró con luz nueva a Chiara, se llega. ¿A qué? A la santidad.
Hoy podemos decir que no era ni es un sueño. La primera ya ha llegado: Clara Badano, conocida también como Chiara Luce. ¿Será casualidad que la primera haya sido precisamente una joven de 18 años?, ¿casualidad que Chiara Lubich exhortara a los jóvenes en primer lugar a ser una generación de santos? El sábado 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI firmó el decreto oficial de aprobación del milagro atribuido a la intercesión de la ya venerable Clara Badano y en los próximos meses se celebrará el rito de la beatificación. Una alegría inmensa recorre el Movimiento de los Focolares. Desde su centro, la presidenta Emmaus Voce escribe: «Compartimos la gran fiesta del cielo (...) y la profunda alegría, aquí en la tierra (…) Ella, la primera de los nuestros que ha llegado a esta meta, nos anima a creer en la lógica del Evangelio, del grano de trigo que cae en tierra, que muere y que produce mucho fruto. Su ejemplo luminoso (…) nos ayudará a dar a conocer la luz del carisma y a anunciar al mundo que Dios es Amor». El proceso diocesano para la causa de beatificación fue abierta en 1999 por el obispo de Acqui Terme, Mons. Livio Maritano. Luego siguió la fase vaticana y en 2008 Chiara Luce, sierva de Dios, es declarada Venerable. Faltaba el milagro. Ya ha sido examinado y reconocido. Hasta que no se celebre la beatificación no se puede dar más detalles del mismo: una curación inexplicable para científicos y médicos de un niño de Trieste. Chiara Luce fue un alma especial. Nació en 1971, tras diez años de matrimonio de sus padres, que deseaban un hijo. Su padre había ido al Santuario de las Rocas para pedir la gracia de un hijo, y Mª Teresa se quedó embarazada. Clara Badano es para ellos antes de nada una hija de Dios, el mayor regalo. La educaron en la fe cristiana y desde pequeña dejó entrever una generosidad y una relación con Dios extraordinarias. Un momento fundamental en su vida se produce a los 9 años, cuando conoce el Movimiento de los Focolares en un encuentro con otras amigas. Más tarde sus padres quedarían prendados del Movimiento en el FamilyFest de 1981. En el verano de 1998 llegó la prueba. Los médicos le diagnostican un sarcoma osteogénico con metástasis, uno de los tumores más despiadados y dolorosos. Según los testimonios recogidos, Clara afrontó esta prueba con docilidad y casi «con una sonrisa en los labios». Comienza el sprint final hacia la santidad. Llega la primera intervención y la quimioterapia. Clara es consciente de que tiene un cáncer muy grave y de que se va a quedar calva. Una sola vez pregunta: «¿Por qué, Jesús?» Pero unos instantes después dice: «Si lo quieres Tú, también lo quiero yo». Llega la segunda intervención, muy dolorosa, y sus últimas navidades. Mantiene una profunda relación con Jesús que irradia a través de sus ojos y conquista a enfermeras, médicos, amigos… Sus amigas están a su lado y con ellas comparte experiencias de dolor transformado en amor y alegría. Rechaza la morfina: «Me quita lucidez y yo sólo puedo ofrecerle a Jesús mi dolor». Paralizada por el sufrimiento afirma: «Si ahora me preguntaran si quiero caminar, diría que no, porque en esta condición estoy más cerca de Dios». Llegan sus últimos meses de vida. Ya no sale de su habitación, una antesala del paraíso. Su relación con Chiara Lubich se intensifica. Allí es cuando le da el nombre Chiara Luce. Con su madre y sus amigas prepara “su boda”, su encuentro con Jesús. El vestido nupcial es blanco con una franja rosa. Y se despide de Chiara Lubich («Todo se lo debo a ella y a Dios») y de su madre («Sé feliz, porque yo lo soy»). El 7 de octubre de 1990, de madrugada, parte hacia ese Cielo tan esperado. Su último regalo: las córneas. A su funeral acuden más de dos mil personas y se producen conversiones. Todavía hoy Chiara Luce sigue dejando huella… Querías correr, Chiara Luce, cuando llegó la enfermedad que te paralizó las piernas, sin embargo has corrido más que nadie. ¡Has llegado la primera! Gracias hoy y siempre.



  SÍGANOS EN LAS REDES SOCIALES
Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
CONTACTO

DÓNDE ESTAMOS

facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova