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TikTok, una ventana al mundo adolescente

Julio Márquez

Internet


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Si no conocen TikTok, deberían darse una vuelta por él. Eso sí, con prudencia. 
 
Se trata de una red social controlada por el coloso chino ByteDance en la que los usuarios comparten vídeos muy cortos. Literalmente la han asaltado los adolescentes, pues en ella se hallan como en un patio digital en donde no hay adultos y por tanto se sienten libres ante sus semejantes. Y es que las redes sociales funcionan como la vida real: ¿se expresaría libremente un adolescente si supiera que hay adultos escuchándolo?
 
En TikTok se hacen la ilusión de estar solo con gente de su edad y dicen abiertamente lo que quieren, sin excluir insultos ni ataques. De modo que entre bromas y veras los jovencitos aparecen expresando lo más típico de su edad: que los demás les presten atención y sin que nada los frene. Es más, sorprende la naturalidad con que hablan, por ejemplo, de su orientación sexual, buscando la aprobación de los demás y ostentando una seguridad más o menos aparente. Navegando entre las olas de la ligereza de esta red, puedes encontrarte con un estudiante que anuncia su próxima operación de genitales para completar su transición sexual.
 
Otro asunto recurrente es el de la familia ampliada. Alguno de estos jóvenes usuarios hablan de las nuevas familias de sus padres divorciados y rejuntados con otra pareja que a su vez tienen otros hijos. También esto lo cuentan con gran naturalidad y en ocasiones no dudan en manifestar el desprecio que sienten tanto por su propios padres como por sus padrastros o madrastras. Otro argumento habitual es el «flechazo», y graban su vídeo admitiendo con cierta ingenuidad que ni siquiera se lo han dicho a la persona directamente interesada.
 
En sus breves grabaciones procuran mostrarse directos y misteriosos, esperanzados pero desesperados. O sea, TikTok levanta parcialmente el velo de la vergüenza porque los jovencitos no se dan cuenta de la cantidad de gente que puede llegar a verlos, pero les resulta útil fingir cierta reserva porque así atraen la mayor atención posible, y a lo mejor se fijan en ellos esa persona por la que están «flechados».
 
La vergüenza es un sentimiento típico de esa edad, que surge del conflicto entre lo que uno es y lo que le gustaría ser. Y esta red social les permite expresarse como quieran, sin que nadie los juzgue; o sea, ser durante los quince segundos que dura el vídeo como les gustaría ser.
Las contraindicaciones de esta forma de operar en abierto son muchas, empezando por la casi total ausencia de control sobre los millones de usuarios de la red. Cuando uno de estos jovencitos expone sus intimidades, no hay ningún experto que le aconseje ni personas maduras que le orienten. Por otra parte, los chicos tienden a dejarse absorber por las redes sociales, que ciertamente no pueden sustituir a las relaciones personales, tan necesarias para su desarrollo. La paradoja es que, aunque los vea mucha gente, siguen abandonados a sí mismos.
 
El universo de TikTok sin embargo está cambiando y cada vez hay usuarios más «viejos», que obviamente no tienen ninguna necesidad de expresar sentimientos de adolescente. Una vez eliminado este aspecto, la plataforma se está convirtiendo en un ámbito donde unos imitan a otros. Y si para un adolescente la cosa es normal, en el caso de un cincuentón resulta más que grotesco. Por supuesto tampoco aquí faltan famosos ni empresas varias, cuyo objetivo no es otro que aprovechar cualquier canal de difusión con el fin de publicitarse, porque la Generación Z debe ser tratada como cualquier otra desde el punto de vista comercial.
 
Sea como sea, TikTok es una ventana abierta la mundo de los adolescentes, una oportunidad para saber algo más de ellos.




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