Nuestra respuesta al Amor
Pascual ForesiAsí se ama a Dios: con toda la mente, con todo el corazón, con todas las fuerzas.
En el Evangelio, Jesús nos dijo cómo tenemos que amar a Dios: «Con toda la mente, con todo el corazón y con todas las fuerzas». […] ¿Pero qué significa esto concretamente? «Con toda la mente» implica ante todo que la mente no esté ocupada por pensamientos contrarios a Dios o, en positivo, que demos toda nuestra inteligencia, todo nuestro ingenio a Dios. De hecho, en los cristianos que han alcanzado una gran madurez se nota que toda su mente está entregada a Dios, a la Iglesia, a la humanidad. […] Al ver la vida de estas personas, no se concibe que su mente pueda pensar en nada que no tenga como finalidad el crecimiento del Reino de Dios en el mundo. […]
Sin embargo, en los cristianos que están espiritualmente al comienzo, se ve que Dios no posee toda su mente, que las actividades que llevan a cabo no las hacen del todo por Dios. […] Se puede haber trabajado toda la vida haciendo “apostolado”, haberse movido entre “cosas santas” y no haber hecho nunca una elección profunda y verdadera de Dios, sino que en el fondo uno se ha buscado a sí mismo.
Pero como Dios las ama, esas personas serán purificadas. […] Y en la medida en que respondan, progresarán espiritualmente […]. El amor de Dios es “celoso”, quiere que seamos completamente suyos, porque el ser humano se realiza plenamente y alcanza la verdadera felicidad sólo cuando le pertenece totalmente a Dios.
Esto se comprueba, por ejemplo, al ver a muchos cristianos que de no haber conocido el Evangelio, habrían sido personas insignificantes, mediocres, tal vez buenas, pero que no habrían alcanzado nada; mientras que en la medida en que Dios invade su inteligencia, logran hacer cosas maravillosas por los demás y para ellos mismos.
