«Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón ni la polilla». (Lc 12, 33)
¿Eres joven y exiges vivir una vida ideal, totalitaria, radical? Escucha a Jesús. Nadie en el mundo te pide tanto. Tienes la ocasión de demostrar tu fe y tu generosidad, tu heroísmo. ¿Eres adulto y anhelas una existencia seria, comprometida, pero segura? ¿O anciano y deseas vivir tus últimos años abandonado en Aquél que no engaña, sin preocupaciones que te consuman? También para ti son válidas estas palabras de Jesús.
Con ellas se concluye una serie de exhortaciones en las que Jesús te invita a no preocuparte por lo que comerás o con qué te vestirás, como no se preocupan las aves del cielo, que no siembran, ni los lirios del campo, que no hilan. Por eso debes desterrar de tu corazón toda preocupación por las cosas de la tierra, porque el Padre te ama mucho más que a las aves y a las flores, y Él mismo piensa en ti.
Por eso te dice: