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Descubrimientos, ¡atrévete!

Álvaro Pacheco, Covadonga Sánchez, Jesús Fernández, Lucía Pérez, María Chiara Arnaiz

Es nuestra experiencia común. En un primer momento, ante nuevos descubrimientos, podemos sentirnos agobiados, incluso angustiados. Pero estamos aprendiendo que debemos ver los descubrimientos como lo que son, oportunidades para mejorar como personas. Os contamos de tú a tú.


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DESCUBRIR NO ES UNA ANÉCDOTA

Covadonga: El nuevo curso me ha maravillado con un montón de descubrimientos. En ámbito académico, este será mi último curso de Bachillerato y sorprende lo diferentes que resultan las relaciones con compañeros y profesores, así como el nivel exigente de trabajo. En la parte más personal, en cambio, me he percatado de matices de los que antes no era consciente. 
Con el paso del tiempo, todos vamos aumentando en sabiduría. Sin embargo, creo encontrarme en una edad que supone un punto de inflexión entre la niñez y la adultez. Poco a poco, soy más capaz de darme cuenta de las actitudes ajenas y de las consecuencias de mis propias acciones,  una situación delicada que, sospecho, muchos adolescentes sufren: no sabemos bien qué rol desempeñamos en la sociedad. Oscilamos entre los títulos «niño grande» y «adulto pequeño», descubriendo, paso a paso, lo que de verdad significa ser «mayor». Creo que la clave para sobrevivir en esta etapa y adaptarse a los cambios que conlleva es tomarse la vida con calma y reflexionar. Porque si un descubrimiento se queda en una anécdota y no trasciende, no nos permite evolucionar como personas, que es, al fin y al cabo, lo bonito de los cambios. ¿Qué hubiera pasado si Newton hubiese achacado a la casualidad el desprendimiento de la manzana? Para mí, las dificultades son pruebas que la vida misma nos procura y que Dios nos acompaña a encarar con su providencia; hacen que nos volvamos más resilientes, reforzando nuestra relación con Él. 
 

AMISTADES DE VERDAD

María Chiara: También yo, empezando el curso, he hecho un gran descubrimiento: son personas con las que he descubierto otra manera de ver la vida. Y les doy las gracias. El año pasado hice amistades que, por así decirlo, no eran las más indicadas. Pero estaba tan «absorbida» que no pude apreciar a la otra gente que había a mi alrededor. Este curso lo he empezado con nuevos ojos y he descubierto que no tenemos que aferrarnos a lo ya logrado, sino mirar más allá para descubrir cosas y personas extraordinarias. Se siente una conexión tan fuerte con estas amistades que, cuentes lo que cuentes, no te van a juzgar. Y ahí te das cuenta de que son amistades de verdad y de que tienes que luchar por ellas porque merecen la pena.
Lucía: Hace apenas un mes creé un lazo con una amiga a la que le tengo mucho cariño. Cuando la conocí no me lo habría imaginado porque somos totalmente distintas, con formas diferentes de ver la vida. Según la relación avanzaba me daba cuenta de lo afortunada que era por tener la suficiente confianza para compartir circunstancias vividas y convinciones profundas, sueños, metas... y hemos construido una bonita amistad. Me he dado cuenta de que es muy importante, ante nuevas personas, que estemos dispuestos a «ver» y conocer de verdad a quien tenemos enfrente, intentando que nuestros prejuicios no nos impidan descubrir su belleza. Con esta actitud nuestra vida se enriquecerá de manera extraordinaria. ¡Qué Dios nos ayude!
 

UN REGALO: DARSE CUENTA

Álvaro: A todo el mundo que me esté leyendo: la vida es una pasada. Punto. Necesitamos recordárnoslo. No afirmo que sea perfecta. A veces pensamos que es ordinaria y nos hace falta un impulso para darnos cuenta de lo extraordinaria que es. Ese impulso son los descubrimientos.
En los últimos meses me he adentrado en una fase de vida que me ha aportado incontables oportunidades (una beca con un viaje inesperado, al encuentro europeo de jóvenes en Santiago de Compostela, etc.), todas experiencias para conseguir esa luz que ilumina y colorea mi día a día. He aprendido multitud de enseñanzas que ahora me exigen vivir plenamente, sin permitirme un no (consciente) a esta forma de vivir que me parece extraordinaria. Y… ¿cómo lo he conseguido? Fácil, dándome cuenta de mis sentimientos y reflexionando. Ni soy excepcional ni nada parecido, soy solo una persona a la que se le ha dado el inmenso regalo de darse cuenta. Y esta conciencia es lo que quiero compartir. A menudo no nos damos cuenta de que los descubrimientos son la sal de la vida y lo que nos hace vibrar. Uno mío grande de este año ha sido que, para apropiarse de lo que tenemos, debemos compartirlo. Y así me he convertido, sin pensarlo, en un descubrimiento para los demás.
Habrá descubrimientos bonitos, otros más dolorosos, pero siempre habrá enseñanzas que, por medio de la reflexión y de la puesta en práctica, te harán mejorar. Propongo compartir vuestra vida tan valiosa, descubrir con ojos nuevos cada día lo que nos depara nuestra historia. Pero, sobre todo, disfrutar la vida que, enriquecida de novedosos y variados descubrimientos, es lo que nos hace felices. 
 

ESCUCHAR EL SILENCIO

Jesús: El curso pasado hice la experiencia de la Escuela Gen en Loppiano (Florencia, Italia), un lugar de formación con jóvenes de varias partes del mundo, una oportunidad de realizar muchos descubrimientos y de tener nuevas experiencias. Y para contarlo hemos creado una cuenta en instagram @scuolagen.exp. 
Cuando reflexiono sobre la palabra descubrimientos me vienen dos conceptos: experiencia y reflexión. A mí en estos meses se me ha hecho un regalo que me valdrá para toda la vida y que sintetizo así: aprender a aferrarme radicalmente al momento presente y aprender lo que es realmente el Amor. 
La reflexión es importante buscando para ella momentos de silencio. Y cuando digo silencio no me refiero a que no haya ruido, sino a que tanto exterior como interiormente pongamos las condiciones para poder escuchar: escucharnos a nosotros mismos y también a Dios. En esos momentos llegan las preguntas, las inquietudes, la curiosidad… Comienza nuestro reflexionar, pensar, darle vueltas... Y esto nos conduce a muchos descubrimientos. No siempre hay que detectar una nueva especie o un nuevo elemento de la tabla periódica para que el descubrimiento sea importante. Basta darse cuenta de que hay cosas, e importantes, que, a pesar de que estén ahí, no vemos. Atrévete también tú a escuchar el silencio que en tu interior te empuja a descubrir. 




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