Topografía de la lealtad
Según John Kleinig1, la lealtad debe «su origen etimológico al francés antiguo (loialté, leialté, lealté), que en el francés medieval pasó a ser loialté y en el francés moderno vino a expresarse como loyauté, que significa principalmente “fidelidad a las obligaciones”». Sus raíces más remotas se encuentran en el latín lex (ley) y legalis (perteneciente al derecho).
Sin embargo, la conexión con la ley se ha atenuado severamente, sostiene Kleinig, aunque hay algunos usos obsoletos en los que leal significaba algo así como «legítimo» (hijo legítimo, nacido en el matrimonio), «dinero legal» (moneda de curso legal), «paño real» (tela que cumplía con un estándar legal de calidad).
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