«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos» (Mc 7, 37)
Umlazi: uno de los muchos suburbios de las grandes ciudades de Sudáfrica nacidas en la década de los cincuenta con población de color. En él viven unas 750.000 personas. Escasez de colegios, hospitales, viviendas dignas. Ni siquiera un campo para jugar al fútbol. El paro supera el 40%. La pobreza genera violencia, abuso y hay una gran difusión por contagio del sida. Muchos se sienten aislados, tienen miedo de hablar de sus sufrimientos, de sus mil problemas.
“¿Qué hacer?”, se preguntaron los responsables de las distintas comunidades cristianas de Umlazi. Es preciso “romper el silencio”, se dijeron, y abrir con cada uno un diálogo en el que se escuche y se haga comunión de vida, para llevar juntos las dificultades. Comenzaron con los jóvenes, estableciendo con ellos un diálogo constructivo y entablando con ellos un diálogo cada vez más profundo.