logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




Practiquemos el agradecimiento

Arantza Echaniz


pdf
En el número de marzo publiqué un artículo titulado «Segunda oportunidad», en el que compartía mi experiencia de fracaso en mi primer matrimonio. Varias personas me han escrito o me han hecho algún comentario sobre el mismo. Me siento profundamente agradecida a todas estas personas por su confianza y apertura. Hace un tiempo, después de la conversación con un buen amigo, respondía a por qué escribo en un blog y concluía diciendo: «Escribo porque me siento bien al hacerlo, me libera, me ayuda a descubrir mis emociones y a matizarlas, aclara mis pensamientos, me facilita elaborar mi discurso, contribuye a mi búsqueda de sentido… Además, es muy gratificante recibir feedback sobre lo que piensas, sientes y vives. Da pie a una comunicación muy profunda» (Echaniz Barrondo, 2020). Podría añadir razones a las ya mencionadas: me sirve de memoria de vida y aprendizaje y es un legado para mis hijos si algún día tienen curiosidad por conocer más a su madre. 
 
No obstante, me voy a detener en que da pie a comunicación muy profunda. Gracias a lo que he escrito en blogs en los últimos años he podido mantener conversaciones y debates muy enriquecedores y reconfortantes. Me he dado cuenta de que experiencias que han sido difíciles y dolorosas muchas personas también las han vivido, aunque no siempre de una forma similar. No siempre es fácil encontrar con quién contrastar lo que vives, piensas y sientes. Y compartir cargas las hace más ligeras. En muchas ocasiones he comentado lecturas, conferencias, etc. y los aprendizajes realizados, lo cual es muy satisfactorio. El conocimiento es poder y hace mucho que me grabé a fuego que para ampliar el poder hay que compartirlo. De nada sirve adquirir un conocimiento si no se pone al servicio de otras personas. Creo que por eso adoro la profesión docente, porque permite transmitir lo que uno sabe y conoce. Además, he descubierto que abrir el corazón no lo hace más vulnerable, sino más accesible a que otras personas puedan entrar y formar parte de tu vida. Podría pensarse que en el fondo puede haber algo de vanidad, pero es, sobre todo, agradecimiento. He recibido muchos regalos en forma de experiencias, que no siempre han sido como hubiera deseado, y las quiero compartir con quienes estén en disposición de aceptarlas. 
Recientemente recibí una foto con la frase «Practica el agradecimiento», y proponía alternativas a frases que habitualmente utilizamos. Dejo aquí algunas de ellas. No digas «Disculpa por quitarte un poco de tu tiempo», mejor di «Gracias por tu tiempo y por ayudarme». Di «Gracias por tu comprensión y paciencia», en vez de «Perdón por equivocarme». Di «Gracias por esperarme», en lugar de «Perdón por no poder llegar a tiempo». Tengo que reconocer que me ha dado mucho que pensar. Fijándome en la última, por ejemplo, me hizo caer en la cuenta de que muchas veces que he pedido disculpas por un retraso me he centrado en las buenas razones que había para ello y no he puesto en valor la generosidad de quien sí ha cumplido, y puede que para ello también haya tenido que superar dificultades. O cuando he reconocido un error no he agradecido suficientemente la actitud paciente y generosa de quien sabía que tenía razón. El agradecimiento nos saca de nosotros mismos, pone el foco fuera y nos recuerda nuestra fragilidad e interdependencia. 
Os invito y me invito a que practiquemos el agradecimiento.
 




  SÍGANOS EN LAS REDES SOCIALES
Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
CONTACTO

DÓNDE ESTAMOS

facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova