Me gustó mucho el artículo de Yenni Mejía sobre el consumo de alcohol en adolescentes que se publicó en el número de enero. Son muy interesantes los datos que aporta, y termina con una pregunta sobre cómo ayudar a nuestros jóvenes en este aspecto. Por eso quiero compartir lo que hacemos en mi hospital.

 

Trabajo en el hospital La Fe de Valencia, y soy enfermera en la consulta de hepatología. Nuestros pacientes son personas con trasplante de hígado (muchas veces a causa del alcohol) y otros con cirrosis (también muchas veces a causa del alcohol).

 

La pandemia de coronavirus ha interrumpido la mayoría de los proyectos que llevamos a cabo. Entre ellos un programa de prevención del alcoholismo en la escuela. En este programa estamos involucrados varios médicos y varias enfermeras del servicio, con frecuencia utilizando nuestro tiempo libre (por supuesto no remunerado ni reconocido como tiempo trabajado). Contactamos con los colegios que constan en la Conselleria de Educación, y los que están interesados aceptan que esta actividad sea incluida en alguna asignatura y pueda evaluarse. 

 

Las enfermeras vamos al colegio, primero les pasamos una encuesta que nos sirve para valorar la incidencia y prevalencia del problema en nuestra población. Después les damos una charla, que tratamos sea amena, cercana y con mucha participación de jóvenes. Más adelante organizamos una visita de los alumnos al hospital (en grupos pequeños). Antes los médicos han hablado con los pacientes, preguntándoles si están dispuestos a que los visite un grupo de alumnos y compartir con ellos lo que el alcohol ha provocado en su vida. 

Los alumnos entran en la habitación y entrevistan al apaciente o a la familia. Muchas veces los pacientes tienen un aspecto enfermizo por los síntomas de la cirrosis. A los chavales les impacta muchísimo esta experiencia, a veces lloran, o se marean… Después suele venir algún paciente que no está ingresado y quiere colaborar y también les cuenta su experiencia. La Dra. Aguilera les explica y responde a las preguntas de los chicos, y también los pacientes. Por último los alumnos nos contestan otra encuesta en la que les preguntamos si creen que deben mejorar sus hábitos. El 90% de los que beben responden que sí. Les proporcionamos el contacto de nuestra consulta por si necesitan algo para ellos o para sus familiares (incluso aunque no les corresponda nuestro hospital como zona de salud). Cuando exponen sus trabajos en el colegio nos invitan a escucharlos. Hacen unos trabajos impresionantes, manejan estupendamente la tecnología e incluso, a veces, nos aportan datos que nosotras desconocíamos.

 

Estamos muy satisfechos con este proyecto, creemos que es realmente útil pues no es una teoría que se les impone, sino que ven en primera persona la realidad. En varias ocasiones los alumnos han escrito cartas de agradecimiento a nuestros pacientes, o han pedido hablar con ellos en privado. Los pacientes que colaboran con nosotras hacen un gran esfuerzo y comparten temas íntimos y difíciles, como ellos dicen; lo que sea con tal de evitar que otras personas pasen por lo que ellos han pasado. Para nuestros pacientes es estupendo hacer este acto de generosidad, se sienten útiles al ver que lo que han pasado no ha sido en vano.

Este año queríamos animar a los demás hospitales de Valencia a hacer lo mismo, tendrá que ser en 2022. El equipo que hacemos esta actividad estamos muy contentos y unidos, haciendo algo que nos ha demostrado ser muy útil. Quería compartirlo con todos porque cualquier hospital, unido a los centros de salud y los colegios, puede llevarlo a cabo. Si alguien desea más información puede contactar conmigo por correo electrónico.