Dos testimonios sobrecogedores de unos padres que apuestan por la vida cuando todo lo desaconseja.
La niña sol
Ana Isabel, nuestra “niña sol”, nació hace cinco meses contrariando los pronósticos médicos que aseguraban que moriría antes de nacer. Su vida nos ha permitido comprender el verdadero sentido del amor, que respeta y celebra la existencia del otro tal como es. Nuestra pequeña nació con síndrome de Down y nos ha sumergido en un nuevo universo que cada día nos asombra.
Cuando asistimos a la primera ecografía, el diagnóstico era desgarrador: un edema general en el feto y una dilatación a la altura del cuello. Estos síntomas, según el parte médico, señalaban serios problemas en los órganos internos y una alta probabilidad de cromosomopatías entre las que el síndrome de Down era una de las más benignas. Sentimos una lanza en el corazón pero no dudamos ni un instante de que esa vida, con todas sus particularidades, era un regalo singular de Dios para nosotros, al igual que lo ha sido la vida de David José, nuestro primer hijo, que en pocos días cumplirá los cuatro años.