Desde que el obispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio se convirtiera en obispo de Roma y asumiera el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís, varios documentales y hasta un largometraje de ficción, protagonizado por el actor argentino Darío Grandinetti, han abordado aspectos de su existencia. Se trata de un papa cuya sonrisa y coherencia le han granjeado la simpatía de millones de personas en el mundo entero. No solo católicos, sino hombres de ciencia, políticos y líderes de otras denominaciones religiosas admiran a Francisco.

 

A diferencia de otras producciones, incluido el referido largometraje, el documental El papa Francisco, un hombre de palabra no pretendió ser un biopc convencional que abrumara al público con informaciones. Mucho menos ha sido concebido para un espectador católico o cristiano, pues extiende su mensaje desde esos carismáticos primeros planos a otros públicos necesitados de entrar en contacto con Francisco de una manera diáfana e intimista. Si un elemento ha caracterizado su forma de comunicarse con el público es la sencillez de sus palabras al abordar los de temas tan complejos del mundo actual.

 

Su carisma, humildad y sus dotes comunicativas se encuentran entre las claves que explican su impacto en un mundo cada vez más convulso. Incluso su ascenso al papado se produjo en un momento histórico ante la crisis que durante años ha experimentado la Iglesia Católica afectada por diferentes escándalos.

 

Francisco, un hombre de palabra (2018), el más reciente documental sobre la figura del papa Francisco, dirigido por el afamado cineasta alemán Win Wenders, con la colaboración de David Rosier en la preparación del guión, fue exhibido y presentado en la última edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

 

Wenders posee una vasta filmografía no sólo en el cine de ficción, con títulos como París, Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987), ¡Tan lejos, tan cerca! (1993), sino también en documentales como Relámpago sobre el agua (1980) o el que dedicó a la popular agrupación cubana Buena Vista Social Club (1999), entre otros, que poseen una estética muy personal que avala a Wenders como exponente genuino del cine de autor contemporáneo.

 

El documental sobre el papa se construye a partir de una entrevista que sostiene su realizador con el Sumo Pontífice. Entre sus extraordinarios valores estéticos se encuentra el excelente guión escrito por Wenders junto a Rosier y la utilización de textos y parlamentos del propio Francisco. «El proyecto partió de la idea del prefecto de la Secretaría para la Comunicación, Mons. Dario Viganó, para hacer una película con el papa Francisco y no sobre él. Se trata de una coproducción con el Vaticano. La idea del papa y su mensaje son parte central de esta película», así lo explicaba José Luis Panero en su artículo «El papa Francisco, un hombre de palabra» (Ciudad Nueva, nº 566, septiembre 2018, p. 32).

 

El argumento explora temas trascendentales como la muerte, la justicia, la inmigración, la ecología, la desigualdad, el materialismo y el papel de la familia. Este último aspecto ha captado el interés de varios pontífices, no solo de Francisco. También san Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI han escrito encíclicas y textos sobre el tema, reiterando en múltiples ocasiones la necesidad de preservar tan sangrada institución.

 

Uno de los tópicos abordados con profundidad en este documental es lo referente al cambio climático y la problemática ambiental en general, aspecto al que dedica suma atención en su controvertida encíclica Laudato si, legitimada por políticos pertenecientes a las más variadas ideologías y filiación política, sobre todo para aquellos países más comprometidos con los problemas ambientales, incluyendo algunos insertados en la izquierda en latinoamérica, como Venezuela, Cuba o Bolivia.

 

A diferencia de otros documentales que apelan a una estructura lineal, especie de biopic sobre la existencia del papa, esta obra posee la virtud de explorar con sentido intimista varias aristas de su pensamiento, sus alertas y advertencias a la comunidad internacional sobre las más acuciantes problemáticas del mundo actual, desde el problema de las guerras, las migraciones, los desplazamientos que provocan disímiles conflictos agudizados en varias latitudes y regiones, como los casos de Siria y Yemen, por solo citar dos ejemplos a los cuales hace referencia.

 

Una de las ideas expresadas por Francisco en el documental que conmovieron al público asistente a la proyección en el festival de La Habana se centra en el problema de la pobreza cuando expresó: «La Iglesia donde no atiende a los pobres, Dios no se encuentra. La pobreza es el centro del Evangelio».

 

Mirar a las periferias, no solo geográficas, sino existenciales, ha sido otra de las más sublimes dimensiones que caracterizan su pensamiento social, en un mundo marcado por las más crueles formas de exclusión social y abismales desigualdades. Su crítica a la filosofía del descarte, tan arraigada en estos tiempos, nos invita a reflexionar sobre los más desfavorecidos y excluidos, en un mundo marcado por actitudes deshumanizantes y la indiferencia ante quien sufre. El papa Francisco nos ha recordado que el rostro de Dios se encuentra presente en aquellas periferias donde el dolor, el sufrimiento y la muerte le han arrebatado la esperanza a millones de personas en el mundo entero.

 

La espiritualidad y la sensibilidad al hablar sobre los dramas y tragedias de la humanidad conmocionaron a no pocos congresistas cuando habló en el Congreso de EE.UU. Sus palabras le hicieron brotar algunas lágrimas a un congresista que comprendió la lucidez del mensaje de un hombre que sonríe con ternura, con sentido diáfano y con esperanza en el futuro de la humanidad. Francisco nos exige de manera impostergable que no dejemos que nos roben nuestros sueños.

 

Este es un documental que posee el valor de sostener un discurso visual. Las imágenes captadas por Wenders resultan coherentes con los pensamientos de Francisco, buscando una correspondencia estética entre la poética de las imágenes y sus ideas más progresistas.