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Una aportación al sínodo

Fabio Ciardi

Dos textos de Chiara Lubich para la reflexión de los padres sinodales. María Voce, auditora del sínodo, nos cuenta sus impresiones.
En un sínodo de obispos sólo participan 250 personas, pero está destinado a tener una gran repercusión. Cada cuatro años, el sínodo traza un camino para toda la Iglesia. Esta vez el tema de “La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia” ha despertado especial interés, pues hay una clara conciencia de que la vida de la Iglesia depende de cuánto se viva el Evangelio. Viene a la mente el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuando relata de una forma muy original que la Palabra de Dios crecía, se multiplicaba, se reforzaba. También Pablo anota en sus cartas que la Palabra camina, corre y no es encadenada. Ahí la Palabra está personificada e identificada con la Iglesia misma; y es que son dos realidades estrechamente unidas. «Cuando florece la Palabra –escribió Lutero– todo florece en la Iglesia». El documento preparatorio de este último sínodo reconoce la aportación de los movimientos eclesiales al nuevo florecimiento de la Palabra y, por consiguiente, de la vida de la Iglesia: «Aun siendo muy distintos entre sí por sus métodos y sus campos de acción, tienen en común la característica de redescubrir la Palabra de Dios y colocarla de modo privilegiado en su proyecto espiritual y pedagógico para suscitar y nutrir la vida espiritual. Disponen de itinerarios formativos eficaces, centrados en la asimilación existencial de la Palabra de Dios». Aquí se sitúa también la aportación del Movimiento de los Focolares. Chiara Lubich y sus compañeras tenían un sueño: volver a escribir el Evangelio con sus vidas. Deseaban vivirlo de tal manera que, si por una hipótesis absurda todos los evangelios de la tierra fueran eliminados, pudieran ver en ellas a Jesús y así volver a escribir el Evangelio. También Chiara, con sus comentarios a muchas frases, conocidos como “Palabra de vida”, ha acercado el Evangelio a la gente. Es significativo el título de un libro de Michel Vandeleene y Giovanni D’Alessandro recientemente publicado, que recoge escritos de Chiara: Vivere. La Parola che rinnova (la edición en castellano está en preparación). Recoge cinco conversaciones inéditas de la fundadora sobre su experiencia personal y la de muchos otros que han hecho suya la espiritualidad de la unidad. Con anterioridad, el mismo día del funeral de Chiara, había salido otro libro, Ser Palabra viva, que recoge breves pensamientos, intuiciones profundas y aforismos ordenados por temas. Ambos libros fueron concebidos como aportación a la reflexión sobre la Palabra de Dios con motivo de este sínodo, como queriendo demostrar el deseo de Chiara, que ahora ha heredado su movimiento, de caminar al unísono con la Iglesia. En ellos se percibe ese redescubrimiento del Evangelio: palabras eternas y actuales; palabras para meditar y para poner en práctica; palabras que, si se viven, son capaces de revolucionar la vida personal y la sociedad que nos rodea.

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