De hecho, lo normal es lo contrario, es decir, sacar provecho de esa situación ventajosa.

 

Hoy quiero destacar algunas acciones en las que deportistas de diferentes disciplinas han sacado a relucir su lado más humano en plena contienda con un rival o equipo contrario.

 

Minuto 60; empate a 2 en el partido. El portero visitante, Taisir Al Antaif, tiene desabrochados los cordones y le cuesta atárselos debido a los guantes que lleva. El delantero local, Jobson, se da cuenta y se detiene a ayudarle. Bonito gesto.

 

El árbitro empaña la buena acción señalando falta del portero por retener el balón más de 6 segundos. La falta posterior es rematada por el equipo local de manera floja y desviada para poder cerrar la deportiva acción iniciada por su delantero. 

 

También fue una acción comentada en esta revista la del atleta vitoriano Iván Fernández, que durante el Cross de Burlada se percata de que su rival, el keniata y medallista olímpico Mutai, cree haber llegado a meta cuando realmente aún no lo había hecho. 

 

Iván, en lugar de aprovecharse le señala que la meta está aún unos metros más adelante. «Hice lo que tenía que hacer», comentó el vitoriano al acabar la carrera. ¡Bravo Iván!

 

En verano pasado comentamos en esta misma columna el gran gesto que tuvo la jugadora de bádminton húngara Laura Sarosi al dejarle prestadas sus zapatillas a su rival, la alemana Schnaase, en pleno partido de clasificación para los juegos olímpicos. La norma era clara: si se estropea el material (zapatillas, raqueta, etc...) y no tienes repuesto, se te da el partido por perdido. 

 

La alemana tuvo problemas con la suela de su zapatilla, que acabó por romperse del todo. Sin zapatillas de repuesto, se resignaba a la derrota. Fue entonces cuando la húngara le ofreció su par de repuesto. Un gesto generoso que le valió a Laura ir a los juegos, no por el partido en sí, que ¡lo perdió!, sino por la recogida de firmas posterior que provocó que la federación internacional la invitase a los juegos por su fair play.

 

Durante el partido de liga francesa de rugby, Tala Gray (Toulouse) se percata de que un jugador rival, Virgile Bruni (Lyon), acaba de sufrir una grave lesión en la pierna izquierda. Mientras el juego continua, Tala se dedica a rodear con su cuerpo a su rival tendido en el suelo; de ese modo le protege para que ni sus compañeros ni sus rivales le puedan caer encima y empeorar su lesión. Y es que el rugby, aunque no lo parezca, es un deporte de caballeros. ¡Buen gesto de Gray!

 

Sucedió en el Gran Premio Santa Bárbara de ciclocross. A falta de 300 metros a Ismael Esteban se le estropea la bicicleta, se la echa al hombro y sigue corriendo con ella a cuestas. Luchaba por el podio. 

 

Por detrás llega Agustín Navarro, que pudiendo aprovecharse del infortunio de su rival, decide aminorar la marcha y dejarle entrar primero en meta. «Frené por respeto a alguien que había sido superior en todo momento. A mí no me gusta ganar así», comentó Navarro. 

 

Buen gesto de Agustín, máxime cuando son momentos en los que es muy complicado mantener la cabeza fría.

Chiara Lubich promovió a lo largo de toda su vida un arte, el arte de amar, y lo resumió en 6 puntos: ser el primero en amar, amar a todos, amarse recíprocamente, hacerse uno, ver a Jesús en el otro y amar al enemigo. Los deportistas de la columna de hoy han puesto en práctica el sexto punto, a mi juicio uno de los más difíciles.