Diwali es la fiesta hindú de la luz, que en cierto modo recuerda nuestro año nuevo. El pasado 19 de octubre hindúes de todo el mundo se rodeaban de cientos de lucecitas, hacían explotar petardos o lanzaban fuegos artificiales. La fiesta también ha dado pie a actos de calado y ha sido ocasión de encuentros de carácter interreligioso. Tal es el caso del congreso «Iluminación y vida tántrica» que tuvo lugar en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Desde hace varias décadas, el Consejo Pontifico para el Diálogo Interreligioso viene enviando al mundo hindú un mensaje de cercanía con motivo de Diwali. Esta vez el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente de dicho consejo, ha querido señalar en su mensaje que la intolerancia es causa de violencia en muchas partes del mundo, por ello propone «hacer que crezca el respeto recíproco entre las personas para preparar una era más pacífica y armoniosa para todas las sociedades».
El mensaje añade que para «poner en práctica una paz duradera y una verdadera armonía, no basta la tolerancia», sino que se requiere «verdadero respeto y prestar atención a la diversidad de las culturas y de las costumbres» que encontramos en nuestro entorno.