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articulo

El último viaje de la fragata Mercedes

Clara Arahuetes

Madrid Hasta el 30 de noviembre - Museo Naval, Paseo del Prado, 5 - Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13


En mayo de 2007 los medios de comunicación difundieron la noticia del mayor hallazgo de monedas de plata y oro jamás encontrado. La compañía de cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration afirmaba que procedían de un lugar del océano Atlántico que estaba «más allá de la jurisdicción legal de ningún país» y llamaron a su descubrimiento Black Swan (Cisne negro), para ocultar así la verdadera identidad del barco hundido.

 

La inmensa mayoría de las monedas eran piezas de plata de ocho reales y algunas de oro de ocho escudos, acuñadas en Lima en 1803 durante el reinado de Carlos IV. El gobierno español sospechó que esta empresa actuó de forma clandestina, llevándose en secreto a Estados Unidos el cargamento sustraído, pensando que las autoridades y los tribunales de este país les protegerían de la legislación española. Durante cinco años, de 2007 a 2012, se libró una larga batalla judicial y finalmente los tribunales norteamericanos dieron la razón al Estado español. El 25 de febrero de 2012 llegó a la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) lo que se había llamado el «tesoro de Odyssey» y que en realidad era el tesoro de la fragata Mercedes.

 

La exposición El último viaje de la fragata Mercedes muestra el patrimonio recuperado. El objetivo es dar a conocer el contexto histórico de la época y las circunstancias del hundimiento del buque, además de destacar la importancia de la protección del patrimonio subacuático y la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales.

 

El 5 de octubre de 1804, cuatro fragatas de la Real Armada Española –Medea, Mercedes, Fama y Clara– transportaban por orden de Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, caudales públicos desde el virreinato del Perú hasta España. A menos de un día de alcanzar su destino, fueron atacadas, sin previa declaración de guerra, por buques ingleses que las esperaban cerca del Algarve a la altura del cabo de Santa María en Portugal. La fragata Nuestra Señora de las Mercedes fue alcanzada y se hundió con toda su carga y cerca de 300 tripulantes. Las naves inglesas finalmente capturaron a los otros tres barcos españoles y los condujeron hasta Gran Bretaña.

 

El Museo Arqueológico Nacional y el Museo Naval muestran una perspectiva histórica, arqueológica, militar y naval de estos hechos, aunque en ambas exposiciones prima el elemento narrativo: una historia contada con muchas historias dentro. Un viaje al pasado con restos arqueológicos procedentes de la fragata, piezas de los siglos XVIII y XIX, documentos clave para la resolución del caso judicial, además de recursos audiovisuales, escenografías y reconstrucciones y modelos a escala.

 

Con el título La razón frente al expolio, el Museo Naval expone la trayectoria del barco desde su origen hasta nuestros días, pasando por las circunstancias de su destrucción y su recuperación.

 

Articulada en seis secciones, entre otros fondos exhibe el modelo de la fragata realizado según los procesos constructivos de la época y los documentos clave para la victoria de España en los tribunales, procedentes del Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán, firmados en 1802 por Godoy y por el ministro de Marina para la formación de la flota española. Se incluyen retratos de los protagonistas –José de Bustamante, Graham Moore, Diego de Alvear, Manuel Godoy– y cartografía de la época.

 

En el Museo Arqueológico –Un tesoro cultural recuperado– vemos los bienes arqueológicos como transmisores de los valores culturales de nuestra historia y, por tanto, son objetos legalmente protegidos.

 

Allí se narra la historia común de España y América, la actuación de los protagonistas de la época, su huella en los archivos, los libros y el arte. Los retratos de Carlos IV y Mª Luisa de Goya, y el de Manuel Godoy están acompañados por los tratados de paz y declaraciones de guerra que marcan la política española en esas fechas.

 

Se muestran también instrumentos científicos de navegación y astronomía, documentos y enseres personales, etc. Una impresionante vitrina, que muestra un total de 30.290 monedas, rememora el cargamento de caudales que transportaba el buque.

 

El apartado final está dedicado al proceso judicial y a la protección del patrimonio arqueológico subacuático, según los principios establecidos por la UNESCO en 2001.





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