Madrid ha sido sede de la segunda EoC Summer School, una escuela para jóvenes que quieren profundizar en la propuesta de la Economía de Comunión.
Es martes y los madrileños vuelven a casa tras un intenso día de trabajo. A esa misma hora, Antonio llega desde Valencia al Centro Mariápolis de Las Matas (Madrid) para participar del 11 al 15 de septiembre en la 2nd EoC Summer School. Nunca antes había asistido a un acto de la Economía de Comunión (EdC), pero los mares de internet le han traído hasta esta orilla. Como él, llega un goteo de jóvenes de diversos puntos del planeta: Gio, de Corea, once agotadoras horas de viaje para participar en esta escuela; Rafa y Ciro, dos brasileños que tampoco dudaron en cruzar el océano; Ernesto, de Cuba, que llegó unos días antes para visitar empresas de Economía de Comunión españolas. Y así hasta 50 historias de jóvenes de 19 países y cuatro continentes. Un auténtico crisol de culturas por el momento desconectadas... Reciben el material y se van a descansar.
7.45h. Suena el despertador de Clara, una sevillana que conoció allí La Miniera, una empresa de EdC con diez años de historia; se arregla y acude a desayunar. Primeros saludos, primeras barreras superadas. Y empieza el programa. Lo abre Luigino Bruni, coordinador de la Comisión Internacional de la EdC, con la ponencia «La cultura del dar vs el consumismo», en la que presenta la historia de la Economía de Comunión y describe las principales características de la cultura del dar: solidaridad, reciprocidad, fraternidad. La Economía de Comunión lanzada por Chiara Lubich en mayo de 1991 tiene como objetivo final «que no haya ningún necesitado».
La escuela se articula entre ponencias por las mañanas y talleres por las tardes. Formados los grupos, toca empezar a trabajar juntos. El primer reto, responder a la pregunta del profesor de Economía de la Universidad de la Suiza Italiana Luca Crivelli: «¿Cuáles son las condiciones necesarias (si existen) para que la Economía de Comunión se convierta en un enfoque válido para muchas empresas, nuevas y existentes?». Cada grupo debía elaborar un pequeño vídeo-spot. Los resultados los podéis conocer en el perfil de Facebook de la Summer School o en la web www.edc-online. org. No tienen desperdicio.
Seguimos en la escuela. Al día siguiente, el taller se complica: hay que diseñar un plan de negocio. No faltan dificultades: grupos de ocho personas, cada una de un país y con estudios distintos que tienen que ponerse de acuerdo en una idea para su negocio... Pero algo está cambiando entre ellos; las distancias ya no son tan grandes. Estefanía, de Italia, comenta sorprendida: «Es impresionante cómo en tan poco tiempo se pueden construir relaciones tan profundas y especiales. Nos sentimos como una gran familia».
El viernes se presenta el primer proyecto, que se ubica en Cuba; su nombre: «Incuba». Consiste en crear una escuela de oficios en la que unos profesores ofrecen sus servicios a cómodos plazos para ayudar a personas sin formación a aprender un oficio y salir de la pobreza mediante su trabajo. No es un mero supuesto, es una idea real que Ernesto quiere llevar a cabo en su país. Es más, ya han realizado algunos estudios para valorar su viabilidad. Los profesores y empresarios presentes en la sala escuchan atentos. Y al finalizar, Luigino Bruni explica: «La Economía de Comunión ofrece una bolsa de créditos para proyectos como éste; juntos valoramos su viabilidad y ofrecemos asesoramiento profesional». No es la única idea que surge. Otro grupo, por ejemplo, apuesta por crear una empresa inspirada en los principios de la EdC de elaboración de mesas artesanales y de diseño respetuosas con el medio ambiente.
Pero no nos olvidemos de las interesantes sesiones académicas. Uno de los temas tratados es el de los microcréditos. Teresa Ganzon, directora ejecutiva del Banco Kabayan (Filipinas), explica los tipos que existen y sus efectos en la comunidad, así como su experiencia personal. Cuenta cómo en su banco construyen relaciones de fraternidad con los clientes, conociendo sus verdaderas necesidades y sus potencialidades. O cómo han logrado que los microcréditos sean viables y generen empleo de forma estable. Sus clientes han pasado de 1.000 a 10.000 mientras otros bancos rurales similares han quebrado.
Por su parte, Vittorio Pelligra, profesor de la Universidad de Cagliari (Italia), habla de «La EdC y la economía del comportamiento pro-social». Mientras que Anouk Grevin, profesora de la Universidad de Nantes (Francia), se centra en el tema «Don y trabajo en las organizaciones de EdC». Y es que éste es un punto fundamental de esta propuesta económica: la gratuidad. El dinero no lo es todo ni todo se paga con dinero. ¿Cómo conseguir que empresarios y empleados se comprometan y den sus capacidades más allá de las exigencias del contrato?
Ya es viernes por la noche y Clara se pone guapa. Hoy salimos a dar una vuelta por el centro de Madrid y a cenar fuera. Como auténticos “guiris”, nuestros protagonistas recorren las calles cámara en mano. Pero sus sonrisas destacan entre la gente. Tras una sabrosa cena española, ¡una sorpresa! Una actuación de flamenco que deja a todos con la boca abierta.
El sábado llega el turno de los empresarios españoles, como Elena Bravo, Lola Penelas o Jesús Laso. Sus experiencias son la encarnación concreta de la EdC, la prueba de que el modelo funciona y genera efectos positivos y diferenciadores.
El domingo, caras de cansancio y sonrisas de oreja a oreja. «Ha sido una experiencia increíble», comenta uno de los jóvenes. «No sé si os dais cuenta del enorme regalo que hemos recibido aquí... ¡Somos de 19 países de todo el mundo!», dice Ciro, de Brasil. «Ahora tenemos que dar», apunta Ángel, de Sevilla. Nuestro querido Antonio, el valenciano, también está satisfecho: «Gracias por no haber defraudado mi confianza, por el esfuerzo realizado (...) por la agradable compañía de gente tan dispar y tan unida, por las buenas ideas... Me ha convencido esta nueva manera de llevar adelante un negocio. Me lanzaría de cabeza a montar algo, pero cuando me llegue la idea. Contad, conmigo».
Con el título «El desafío social de la economía actual» la EdC se presentó el 13 de septiembre en la Universidad ICADE-U.P. de Comillas de Madrid. El decano de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales, Alfredo Arahuetes, destacó la respuesta que la EdC da al mundo de hoy, mientras que el profesor Raúl González Fabre planteaba:«¿Será esta propuesta extrapolable al mundo y no sólo para los cristianos?», y añadió: «Muchos criticamos la economía desde fuera, pero la EdC intenta subir al boxeador al ring para cambiar el modelo». Luigino Bruni recogió el guante explicando que la EdC tiene como valor fundamental la fraternidad universal.
Los profesores Carlos Ballesteros García y Luca Crivelli profundizaron respectivamente en la importancia de construir un mundo diferente con nuestros actos de consumo y en los valores inherentes a los distintos tipos de empresas sociales. La experiencia de Teresa Ganzon, directora ejecutiva de un banco rural filipino especializado en microcréditos, y la de Elena Bravo, directora de una unidad de estancia diurna en Dos Hermanas (Sevilla), demostraron la validez de las empresas de EdC.