Durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, el papa Francisco se reunió con el equipo de coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano. Hablamos con una de sus componentes.
Susana Nuin Núñez, uruguaya, es secretaria ejecutiva del Departamento de Comunicación y Prensa del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) y consultora del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales. En 2007 formó parte del equipo que redactó el Documento de Aparecida, que estuvo presidido por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy papa Francisco. Hablamos con ella sobre las intervenciones del Papa durante la JMJ. –Las intervenciones del papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud ponen de relieve muchas veces el Documento de Aparecida. ¿Hay algún aspecto del Documento que destaca en modo particular? –Yo creo que para el Papa tiene mucho valor este documento porque es una forma de diálogo que la Iglesia Latinoamericana ha encontrado. En su momento fue Puebla, luego Medellín, Santo Domingo, ahora Aparecida. Por eso es importante, porque es una manera de dialogar propuesta desde el sentir de nuestros pueblos. Si hubiera que destacar algo, creo que sería la propuesta de los «discípulos misioneros». Aparecida quita la conjunción «y» de la expresión «discípulos y misioneros» para decir que no se puede ser discípulo sin ser misionero y no se puede ser misionero sin ser discípulo. Son dos realidades que van juntas y requieren una conversión pastoral, empezando por los obispos, como dijo el Papa en la JMJ. ¿Qué quiere decir? Ponernos en el seguimiento de Jesús sabiéndonos débiles, frágiles, sin seguridades, sino en camino de conversión. –El Papa vuelve a menudo sobre conceptos como «cultura del encuentro», «diálogo», «relación entre generaciones», y ve a los jóvenes como ventanas por las que entra el futuro en la sociedad y a los ancianos como un patrimonio de experiencia y sabiduría. ¿Hay un fundamento para esto en el Documento de Aparecida?