Con frecuencia nos sugieren publicar breves testimonios sobre la Palabra de Vida. Este año, en que se celebrará un sínodo sobre la nueva evangelización, proponemos a los lectores que nos envíen sus propias experiencias
«Dice la Escritura que la Palabra es lámpara para nuestros pasos, y si además la experiencia de otros me lo demuestra, aún ilumina más.
»El martes llamé a mi peluquera y me respondió con voz extraña. Me contó que estaba en la cama con neumonía. A su niña, que tiene 4 años, la había enviado con sus padres hasta que ella se curara. La pobre lo estaba pasando mal. Me contó también que su marido había pedido una semana de vacaciones para ocuparse de la peluquería, responder al teléfono, atender a las clientas y darles cita. A cargo se había quedado su asistente. El chico es muy majo, pero sólo tiene 19 años.
»Mientras pienso que voy a pedir cita en otra peluquería, me dice que han hecho todo esto para no tener que cerrar en estos tiempos de crisis. En ese momento me acuerdo de unos amigos que habían ido a hacer sus compras a una tienda que no les quedaba precisamente cerca porque esa tienda pasaba dificultades económicas. Comprendo que debo ser solidaria con Noelia y llamo a su marido para pedir cita.
»Al día siguiente el joven empleado me tiñe, me corta, me peina… El resultado no es el mismo, pero se me ve bien, y además estoy contenta. Para colmo me hacen un regalo para recompensar mi fidelidad.