Palabra de vida de febrero del 2008
“El que observe (estos mandamientos) y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5, 19).
Rodeado por la muchedumbre, Jesús sube a la montaña y pronuncia su célebre discurso. Las primeras palabras: “Bienaventurados los pobres de espíritu, bienaventurados los mansos…”, ya indican la novedad del mensaje que ha venido a traer.
Son palabras de vida, de luz y de esperanza que Jesús entrega a sus discípulos para que los iluminen y su vida adquiera sabor y significado.
Transformados por este gran mensaje, se los invita a transmitir a otros las enseñanzas recibidas y traducidas en vida.