Estas dos obras exegéticas, traducidas por primera vez al castellano, son consideradas por muchos especialistas como una unidad.
Ambos tratados son obras de madurez, pues aparecieron en su forma definitiva en torno al año 390: es decir, hacia el final del episcopado del obispo milanés.
Isaac o el alma se caracteriza por estar montado sobre el libro del Cantar de los cantares, siguiendo el comentario de Orígenes, y dando al alma el papel de la esposa y a Cristo el del esposo.
El bien de la muerte, a su vez, demuestra que la muerte es un bien para el alma inmortal, porque a través de ella se libera de la cárcel del cuerpo y sale al encuentro definitivo con el Verbo.
Esta segunda obra revela una presencia masiva del platonismo y el neoplatonismo de Plotino como soporte filosófico de la argumentación. Contiene, asimismo, una exposición de la actitud del autor ante el misterio de la llamada escatología intermedia, basada en el libro IV de Esdras, actualmente tenido generalmente por apócrifo.

San Ambrosio es uno de los grandes Padres de la Iglesia de Occidente, junto a San Agustín -en cuya conversión tuvo tanto influencia- y San Jerónimo. Nació hacia el año 339 en Tréveris, donde su padre era prefecto de las Galias. Tras la muerte prematura del padre su familia se trasladó a Roma, donde el joven Ambrosio recibió una educación esmerada llegando a ser jurista y ejerciendo la abogacía. Hacia el 370 fue nombrado gobernador de las provincias de Liguria y Emilia, con residencia en Milán. Pocos días después de su bautismo en diciembre del 374 -a la muerte de Auxencio, obispo arriano de Milán-, Ambrosio fue elegido por el pueblo para ocupar la sede episcopal milanesa, en la que permanecería hasta su muerte ocurrida en diciembre del 397. Al frente de la Iglesia de Milán, Ambrosio se manifestó enseguida niceno, como lo era su propia familia, y se opuso fuertemente al arrianismo. Tenía el genio latino del derecho y del gobierno, junto a la sabiduría práctica del pastor y la espiritualidad del místico. Tuvo gran influencia en los asuntos políticos del Imperio. Sus obras son numerosas: exegéticas, morales, ascéticas, dogmáticas y varias. Fue el gran doctor de la virginidad, verdadero Padre de los pobres y de los perseguidos, con desprendimiento generoso no sólo de sus propios bienes, sino, también, cuando lo consideró necesario, de los tesoros de la Iglesia. En suma, fue un obispo de cuerpo entero, un "hombre de Iglesia".
Publicado por: Editorial Ciudad Nueva
Primera edición: 21 de abril de 2025
ISBN: 978-84-9715-616-5
Páginas: 144
Formato: 13.5x20.5
Peso: 185