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Sinopsis

Las dos Cartas de san Pablo a los Tesalonicenses son aceptadas en la Iglesia desde los primeros tiempos del cristianismo. Un ejemplo claro es el comentario que san Juan Crisóstomo (345-407) hace de cada una de ellas, versículo a versículo, en forma de predicaciones u homilías, que son las que se ofrecen en estas páginas.

Esta obra del que es denominado «boca de oro» manifiesta su sentido pastoral y su sagacidad y extraordinaria empatía con el Apóstol de los gentiles, y a la vez su brillante retórica a la hora de expresarse y evidenciar su cuidado por los fieles cristianos en momentos críticos para la fe católica. Este esmero se ve especialmente en los pasajes donde san Pablo se manifiesta preocupado por asuntos pastorales en los que entran en juego necesidades, susceptibilidades humanas, contrariedades y situaciones conflictivas de los destinatarios de sus cartas.

Ciertamente las homilías del Crisóstomo están enmarcadas, como se verá, en unos años y en unas personas determinadas, pero la viva imaginación de su autor, unida al amor y comprensión de la Sagrada Escritura, proporciona a su obra una calidad y relevancia imperecederas. El cristianismo nunca constituye un elenco de doctrinas discutibles, sino un modo de vida, y el Crisóstomo jamás permite que esto se olvide en sus homilías.

En verdad, desde el punto de vista de la oratoria estas piezas no están a la altura de otras muchas del orador natural de Antioquía, pero las reflexiones doctrinales que encierran suplen con creces esa deficiencia secundaria.

El lector de habla castellana tiene en sus manos la primera traducción en dicha lengua de esta obra del Crisóstomo.

Autor

Ordenado sacerdote en febrero del año 386, al comienzo de la Cuaresma, comenzó enseguida su actividad de predicador revelando una clara y profunda concepción del bautismo, debida por una parte, a su experiencia personal y, por otra, a la tradición que se hallaba presente en la Iglesia de Antioquía. "Boca de oro" fue llamado, precisamente por su carisma especial. Su auditorio en Antioquía y en Constantinopla, a menudo estallaba irresistiblemente en aplausos cuando le oía con su estilo brillante y popular, original, imprevisible y vivo. Pues bien, toda su extraordinaria oratoria, todos sus discursos, apuntaban a algo esencial: llevar a las gentes a la práctica del Evangelio, sin medias tintas. Él, que durante cierto tiempo, se formó con los ermitaños, en los alrededores de Antioquía, quería que se realizase aquella perfección de los monjes -aquella vida angélica, como él la llamaba-, en medio del pueblo, entre gentes de todas las profesiones y estados; en la ciudad, en las familias. Ésta era una de sus ideas dominantes. Por eso Juan Crisóstomo ha sido, con razón, definido como maestro de la vida cristiana para los laicos. Y no fue casual el que Juan XXIII lo proclamara "celestial patrón" del Concilio Vaticano II.

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Información

Publicado por:  Editorial Ciudad Nueva

Primera edición:  13 de junio de 2023

ISBN:  978-84-9715-558-8

Páginas:  322

Formato:  13x20

Peso:  380





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