Desde el primer momento de su tarea episcopal, san Ambrosio fue consciente de la importancia de la exégesis escriturística en el desempeño de su cargo pastoral. No en vano sus primeras obras se dedican a comentar escenas del libro del Génesis. Luego, a lo largo de los años tuvo que dedicar su atención de pastor y su producción literaria a otros temas perentorios, como los cuatro discursos de consolación ante la muerte de diferentes personajes de su entorno o la explicación del símbolo niceno de la fe y de los sacramentos cristianos.
Al final de su vida, se vuelve de nuevo a la sagrada Escritura, concretamente al libro de los Salmos. En su afán de pastor ha valorado siempre la Sagrada Escritura como el camino que hace posible un encuentro personal del alma con Dios: no solo a pocos que se encuentran en la cima de las virtudes o a la altura de experiencias místicas, sino a todos los creyentes, porque cada hombre es capaz de encontrar a Cristo en la lectura de los textos sagrados, en sus milagros y en sus palabras.
Él personalmente se enfrenta a la palabra revelada con suma reverencia, porque desea participar en su infinitud y su inescrutabilidad, considerando que la Revelación es amplia como el mar en el que desembocan todos los ríos de la sabiduría y el conocimiento.
El comentario del obispo de Milán al Salmo CXVIII que se ofrece en estas páginas es traducido al castellano por primera vez.
San Ambrosio es uno de los grandes Padres de la Iglesia de Occidente, junto a San Agust�n -en cuya conversi�n tuvo tanto influencia- y San Jer�nimo. Naci� hacia el a�o 339 en Tr�veris, donde su padre era prefecto de las Galias. Tras la muerte prematura del padre su familia se traslad� a Roma, donde el joven Ambrosio recibi� una educaci�n esmerada llegando a ser jurista y ejerciendo la abogac�a. Hacia el 370 fue nombrado gobernador de las provincias de Liguria y Emilia, con residencia en Mil�n. Pocos d�as despu�s de su bautismo en diciembre del 374 -a la muerte de Auxencio, obispo arriano de Mil�n-, Ambrosio fue elegido por el pueblo para ocupar la sede episcopal milanesa, en la que permanecer�a hasta su muerte ocurrida en diciembre del 397. Al frente de la Iglesia de Mil�n, Ambrosio se manifest� enseguida niceno, como lo era su propia familia, y se opuso fuertemente al arrianismo. Ten�a el genio latino del derecho y del gobierno, junto a la sabidur�a pr�ctica del pastor y la espiritualidad del m�stico. Tuvo gran influencia en los asuntos pol�ticos del Imperio. Sus obras son numerosas: exeg�ticas, morales, asc�ticas, dogm�ticas y varias. Fue el gran doctor de la virginidad, verdadero Padre de los pobres y de los perseguidos, con desprendimiento generoso no s�lo de sus propios bienes, sino, tambi�n, cuando lo consider� necesario, de los tesoros de la Iglesia. En suma, fue un obispo de cuerpo entero, un "hombre de Iglesia".
Publicado por: Editorial Ciudad Nueva
Primera edición: 13 de noviembre de 2020
ISBN: 978-84-9715-480-2
Páginas: 704
Formato: 13.5x20.5
Peso: 785