Hoy en día el celibato sacerdotal es un tema que se debate con frecuencia.
Personalmente (dice el autor) opino que es perfectamente concebible que los sacerdotes seculares puedan ser tanto solteros como casados, pero en este libro lo que quisiera abordar ante todo es la posibilidad de vivir el celibato de forma plena.
Por supuesto, tengo en cuenta sobre todo a los que somos religiosos –hombres o mujeres– pero también de manera general la situación de los sacerdotes seculares de todo el mundo.
Y también, cómo no, la situación de muchos hombres y mujeres solteros.
Cuando uno entra en una congregación, probablemente no es del todo consciente de lo que significa el celibato activo, y a lo largo de su vida debe renovar continuamente la opción que ha hecho.
El caso de los solteros es parecido: por diversas razones se han quedado solos, y en un momento dado tienen que plantearse si aceptan su soltería como una opción o si en realidad están deseando casarse.
En los dos casos es necesario encontrar una motivación para vivir el celibato de manera fecunda para con uno mismo y para con los demás.
Precisamente en nuestro tiempo, en medio de tanta incapacidad de entablar relaciones auténticas, un celibato vivido en plenitud podría desarrollar una cultura del eros, una cultura de la relación humana y del amor recíproco.
Y nos demostraría que Dios es tan real, que es capaz de saciar nuestros anhelos más profundos.