Tertuliano
Sus padres, ambos paganos, le procuraron una sólida formación, por lo cual al final de sus estudios Tertuliano era un hombre impregnado de la cultura griega y latina.
Su notable preparación quedó plasmada en sus obras, mediante el dominio de la retórica, el derecho, las lenguas y otros campos del saber
Hacia el 195 se convirtió al cristianismo -movido seguramente por el ejemplo de los mártires cristianos- y abandonando la vida poco edificante que llevaba regresó a su ciudad natal.
A partir de entonces se dedicó en cuerpo y alma a la defensa de la fe cristiana, desplegando una gran actividad literaria.
Jerónimo afirma que fue ordenado sacerdote, pero lo cierto es que este dato no se desprende de sus obras.
En torno al 207 se pasó abiertamente al monantismo llegando a ser jefe de un grupo extremistra, el de los tertulianistas.
Murió en Cartago, en edad avanzada, después del 220.
Tertuliano es probablemente el más original de los autores eclesiásticos latinos, anteriores a san Agustín, y sus obras siguen siendo una de las fuentes principales para nuestro conocimiento del latín cristiano.
Sinopsis
Edición bilingüe en latín y castellano.
Tertuliano fue un líder de la Iglesia y un prolífico escritor durante la segunda parte del siglo segundo y primera parte del tercero.
Nació, vivió y murió en Cartago, en el actual Túnez.
Es el primero en elaborar una teología del sacramento de la penitencia.
Durante los años que van de 198 a 206, Tertuliano tuvo probablemente a su cargo, como «doctor», la instrucción de los catecúmenos en la comunidad cristiana de Cartago. Sus lecciones han quedado recogidas en varios tratados, entre los que se cuenta este que aquí se ofrece, el De paenitentia, redactado entre 200 y 206.
De la penitencia tenía que hablar tanto a los catecúmenos que se preparaban para el bautismo como a los bautizados que habían pecado gravemente.
La Iglesia comenzaba entonces a enfrentarse con el problema del pecado en sus miembros, y Tertuliano es un testigo de todo ello.
A través de este tratado conocemos el plan de acción de la Iglesia, sus objetivos, sus temores, sus exigencias, su praxis penitencial y, por encima de todo, su doctrina.
Años más tarde, entre 217 y 222, Tertuliano vuelve al tema redactando otro breve tratado, que también se ofrece aquí, el De pudicitia (La pudicicia), pero el enfoque es completamente distinto, porque en ese momento se ha adherido ya al montanismo, un movimiento carismático de restauración que lo empuja a posiciones de rigor. El tratado está concebido desde la polémica con los católicos de la «magna Iglesia», acusados de laxismo.
A través de la polémica van apareciendo temas fundamentales de la teología penitencial: Dios y el pecado, tipos de pecados, interpretación de las parábolas evangélicas de la misericordia (Lc 15), el rigor de san Pablo con los adúlteros, posibilidades de perdón para los pecados más graves en la Iglesia, sus ministros, el puesto de Pedro, el perdón de la Iglesia y el perdón de Dios, los mártires y el perdón de los pecados.
Se está buscando ahora recuperar el sacramento de la penitencia –o de la reconciliación–, que se encuentra exangüe; pero, para lograrlo con más sentido y profundidad, convendría volver a las fuentes, y Tertuliano es una muy destacada: lo mismo que fue el primero en elaborar una teología del bautismo, fue también el primero en elaborar una teología del sacramento de la penitencia.