Los aspirantes al sacerdocio en el nuevo milenio vivieron en la mañana del sábado, 20 de agosto, una misa entrañable con el vicario de Cristo, quien sintió una vez más que se le embargaba el corazón ante la presencia de tantos jóvenes que han seguido la llamada del Señor. Durante la celebración, un recuerdo: Dios sigue llamando y hay que escucharle.
Dos palabras fundamentales marcaron el eje del mensaje del Papa a los jóvenes que se preparan, en todo el mundo, al sacerdocio: fidelidad y formación, sin olvidar una tercera, que es la configuración. Fidelidad en la llamada, de la misma forma que los apóstoles lo dejaron todo para seguir al Señor. Y formación, que supone perseverar hasta el momento de llegar al ministerio sacerdotal.
Por fin la configuración con Cristo, sin el cual nada es posible, porque Él es la única meta a la que todos deben aspirar y al que el sacerdote debe guiar a los demás. Ésta es la manera de prepararse al sacerdocio, con la ayuda de María. Así lo hizo san Juan de Ávila, patrono del clero español, del que el Papa anunció que, en breve, será nombrado Doctor de la Iglesia. Un anuncio que honra a la Iglesia española, pero que también, en palabras del Papa, la compromete para que todos «vuelvan la mirada hacia él», y para que los presbíteros y seminaristas, «perseverando en la misma fe de la que él fue maestro, modelen su corazón según los sentimientos de Jesucristo, el Buen Pastor».
Jesús Luis Sacristán – Redactor de «El Espejo» de COPE (Crónica Blanca-Madrid)
