Vivir para siempre
No sabíamos nada del joven director español Gustavo Ron desde su exitosa «Mia Sarah» (2006), que fue un homenaje a su abuelo, «un ser que siempre tenía mil historias fantásticas que contar y que a falta de ellas era capaz de convertir una mentirijilla en una gran historia». A sus 38 años Ron lleva a la pantalla «Vivir para siempre», rodada en inglés, adaptación de la novela de Sally Nicholls.
«Vivir para siempre», distribuida por European Dreams Factory, narra la vida de un niño de once años que padece leucemia y tiene los días contados. El pequeño es consciente de que la enfermedad va a negarle muchas experiencias, pero su curiosidad es mucha y quiere saber qué se siente al fumar, qué al besar a una chica o al probar una cerveza. Así que para poner en orden sus inquietudes, decide escribir un diario muy particular.
Probablemente será una de las mejores películas españolas en años. «Vivir para siempre» comparte con Isabel Coixet la misma excusa argumental de «Mi vida sin mí» (2003). Fábula esperanzadora sobre la muerte y el sufrimiento, «Vivir para siempre» cuenta con una llamativa puesta en escena y hábiles movimientos de cámara, que le dan un tono moderno, fresco y ágil a la trama, pasando de la comedia hilarante al drama kafkiano y la tragedia desgarradora, sin caer en sentimentalismos.