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La levedad de la web

Julio Márquez

La identidad en la época internet. ¿Quiénes somos, adónde vamos? Consideraciones semiserias sobre un mundo que corre hacia el futuro.
Cada vez se habla más de internet, quizás porque resume muy bien lo positivo, lo negativo y la complejidad de nuestra sociedad, como si fuera un amplificador de las contradicciones y de las esperanzas de nuestro tiempo. En cualquier caso, aun en medio de riesgos y distorsiones, la red cuenta con el gran mérito de permitir a todo el mundo, grandes y pequeños, que sean protagonistas en primera persona. Si uno quiere, no obstante las dificultades, puede vivir la red de forma positiva y equilibrada, como navegantes que aspiran a hacerla mejor. A modo de ejemplo, en recuadro aparte pongo unos testimonios de personas de cierta edad que usan internet de forma creativa e inteligente. Ahora bien, para poder hacerlo, es indispensable seguir reflexionando y preguntarse sobre la evolución de este medio y del mundo virtual que conlleva, a fin de orientar en la medida de lo posible esta evolución. La historia clínica de cada persona está guardada en los archivos informatizados de los hospitales y de los médicos (Google Health quiere proponer un modelo mundial). Los libros podemos encontrarlos gratis en formato digital en internet (Google Book es de hecho un monopolio mundial). En cuanto a saber geografía, no hay maquinita que no tenga un navegador que busca el camino mejor e incluso te indica dónde está el restaurante con la comida que te apetece. Y si se trata de amigos, ahí están Facebook o Twitter. Sigamos. ¿Cultura? Ningún problema, para eso está Wikipedia, la enciclopedia gratis, que siempre aparece en la primera página de las búsquedas con Google ¿Hay alguien que pase de la primera? La mayor parte de los estudiantes (y de los adultos) del mundo ya tiene la misma cultura, la de Wikipedia, una enciclopedia a la que todos podemos aportar algo, seamos expertos o no. Sus controladores, que son pocos, hacen lo que pueden. A esto se le llama “dictadura de la masa”, cuando un profesor y un ignorante tienen la misma importancia: un voto por cabeza. Ante este exceso de lo digital, podríamos pensar que lo corporal queda como único bastión “sólido” para afirmar nuestra identidad. Pero también en esto todo cambia. ¿Los recuerdos de toda una vida? Pueden ser cancelados con una pildorita. ¿Falsos recuerdos introducidos en la mente de la gente? En eso ya están trabajando. ¿Las emociones? Muy fácil; si mi mejor amiga se lía con mi ex y estoy enfadadísima, me voy corriendo a Facebook y me meto en el grupo de las que odian a su ex. Y ahí me desahogo y dejo mi sentimiento en la red. Indeleble.

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