Durante las sesiones de la 62ª Asamblea General de la ONU, un total de 193 países expusieron sus puntos de vista sobre distintos temas. Nuestro ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, hizo un «llamamiento para establecer una moratoria universal sobre las ejecuciones». Los progresos en la adhesión a la moratoria, dijo Moratinos, «se deben en gran medida al impulso pionero de la sociedad civil», cuyo «activismo es imprescindible –añadió– para sacudir las conciencias de los Estados y para mantener la lucha contra la pena de muerte en la agenda internacional». En estas páginas, una interesante reflexión sobre el tema.
«En esa cabeza separada de su cuerpo, los ojos están inmóviles, con las pupilas dilatadas, pero por suerte no miran y no presentan ninguna anomalía ni opalescencia cadavérica, ya no se mueven. Su transparencia es viva, pero su fijación es mortal. Todo puede durar varios minutos, incluso horas en los sujetos sanos; la muerte no es inmediata... Los elementos vitales sobreviven a la decapitación. Ésta es la única impresión que saca un médico tras esa horrible experiencia: una vivisección homicida seguida de un funeral prematuro». Este fragmento, sacado de una conferencia de los doctores Piedelièvre y Fournier en la Academia de Medicina en 1956, motivó a Albert Camus en su campaña contra la pena de muerte en Francia.