Mi hija y su marido trabajan todo el día. Los niños vuelven del colegio, estudian y después vuelven a salir para ir al gimnasio o a clases de inglés. El sábado y el domingo los dedican a hacer la compra y a las “relaciones sociales”, como dicen ellos. La casa la cuida una empleada, que por cierto es muy maja. Pero yo me pregunto: ¿dónde ha ido a parar el amor por la familia? ¿No era mejor cuando la mujer no trabajaba fuera de casa y se ocupaba de la familia?»
M. P. M.
En una reunión de familias una vez tratamos exactamente los temas que usted cita en su carta: el amor a la familia, la relación con los hijos, el cuidado de la armonía de la casa, etc. Había 150 personas, es decir 75 parejas, y sólo en un caso la mujer se dedicaba a las tareas del hogar. De todas las demás parejas tanto el hombre como la mujer trabajaban fuera de casa. Y sin embargo, debería haber visto cómo vibraban con la exposición de cada uno de los temas propuestos... No eran menos sensibles de cuanto lo podemos ser nosotras, que nos podemos dedicar más a la familia.