Hombre y mujer, creados para “volar” juntos. Pequeña guía de nuestros condicionamientos biológicos.
¿Quién no conoce a una niña guapa, ordenada, educada, parlanchina pero sin exagerar, de aspecto juicioso como «una verdadera mujercita», atenta, amable y dulce? Desde pequeñas, las niñas son capaces de tomar decisiones colectivas, resuelven los conflictos mediante el consenso, buscan la relación y la aprobación social, saben interpretar al vuelo las emociones y el estado de ánimo de las personas... En cambio, los niños están constantemente compitiendo y luchando, quieren explorar su entorno y tocar los objetos, sobre todo los prohibidos.
Las niñas estudian los rostros, son más sensibles que los niños al sufrimiento ajeno y en los primeros años de vida desarrollan un carácter influido por la tranquilidad o por el estrés de su madre. Con sus capacidades verbales, afectivas y sociales, buscan sobre todo relaciones recíprocas estrechas, mientras que los niños, con su fuerza física, su capacidad de orientarse y de jugar con monstruos o superhéroes, buscan el poder, delimitar su territorio y un rol social. La agresividad de las niñas, que emplean sobre todo el arma del lenguaje, sólo asoma para proteger su mundo de relaciones sociales. Iguales y distintos desde pequeños.
Adolescentes