Acordarse de Irak
Los cristianos de Irak, que también los hay, sufren persecución y por eso se van del país. El obispo caldeo de Bagdad, Mons. Warduni, se aloja en la iglesia del Sagrado Corazón de María, que está enfrente de la sede de un partido chií "amigo" y rodeada de familias suníes que siempre han defendido a "los hermanos cristianos". Cuando sale, lo hace siempre sin escolta: «¿Por qué poner en peligro la vida de gente inocente? Antes de salir, encomiendo mi protección a Jesús y María».
La situación es desastrosa y no se ve el final del túnel. «Cada día es peor que ayer. Muchos cristianos ya se habían ido de Bagdad, pero después de que cerraran las escuelas, han emigrado varios miles, porque aquí corren peligro de morir, de que los rapten o les roben», dice Warduni. También en el norte del país las comunidades cristianas están amenazadas y secuestran a los sacerdotes. Poca gente se atreve a ir a misa.
¿Qué pueden esperar estos cristianos de los demás cristianos? Antes que nada, «que tengan una fe sólida y sean moralmente fuertes», dice el obispo caldeo; luego, que con esa fe «recen por nosotros, porque sólo el Señor puede socorrernos; ya no tenemos confianza en los hombres», añade. Y tercero, «que digan a todo el mundo que los cristianos de Irak y Oriente Próximo están perseguidos, casi como si hubiese un complot contra ellos». Fuertes y dolorosas palabras. Los cristianos de esta zona del mundo se sienten abandonados. Y cuando emigran, no suelen ser bien recibidos en el extranjero, como si los iraquíes fuesen leprosos. Se comprende que Warduni diga: «Éste es nuestro clamor: ¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué nos has abandonado?».
La suerte de los cristianos no difiere de la de los demás iraquíes. «En los tiempos que corren, imperan el fanatismo y el terrorismo, la ley y el gobierno es como si no existieran, los lugares de culto, tanto musulmanes como cristianos, son destruidos, y cuando se publican unas viñetas ofensivas en Dinamarca, o se proyecta una película ofensiva en Holanda, o en Inglaterra le dan un premio a un escritor que ofende el Corán, entonces están siguiendo el juego de los terroristas». Los iraquíes ya no pueden salir a la calle, a los niños los tratan casi como animales, y ya nadie quiere hablar por miedo a molestar a alguien... Y esto vale para cristianos y musulmanes.
¿Hay solución? Según el obispo de Bagdad, sí: «Bastaría que las naciones poderosas quisieran traer la paz de verdad a Irak. Pero por desgracia cada país busca sus propio interés».
Las guerras tienen siempre consecuencias terribles. En este caso, además puede desaparecer el cristianismo de la zona, cosa que ya anunció Warduni cuando empezó esta guerra. Pero la ayuda que pide está a alcance de todos: «que recen por nosotros» con fe. Estamos de vacaciones y nuestro país lleno de santuarios. ¿Por qué no detenerse en ellos y acordarse de Irak?