Sonrisa, ojos profundos, fragilidad aparente, valentía y sobre todo paciencia. Genio femenino: serenidad y paz para el mundo de hoy.
Hojeo los periódicos. Por casualidad veo en una foto el rostro sonriente y mediterráneo de Saida. Ella no se dejó condicionar por los insultos y las amenazas, sino que aceptó con valentía el mandato electoral en el ayuntamiento de Kouba (Argelia). Sus paisanos la describen como una alcaldesa que está siempre a la escucha de los ciudadanos. Y ella está orgullosa de haber sido capaz de transformar el ayuntamiento de su ciudad en un modelo de gestión.
Luego está Leïla, abogada y también argelina, comprometida en ayudar a los menos afortunados. Única diputada de su partido, se la conoce por la franqueza de sus discursos en un parlamento formado en su inmensa mayoría por hombres. Afirma: «La militancia corre por mis venas».
Otra imagen salta desde los canales de televisión árabes a las páginas de los periódicos: cuatro rostros triunfales enmarcados por sendos pañuelos; cuatro dedos en forma de V para proclamar una victoria que se podría definir histórica, si el término no estuviera ya tan desgastado por el uso; cuatro mujeres elegidas al parlamento de Kuwait, un país en el que las mujeres tienen derecho a votar sólo desde el 2005: Al-Mubarak, primera mujer ministra en el gobierno; Rola, que se ocupa de los derechos de las mujeres; Salwa y Aseel, profesoras. Durante el período de la campaña electoral, los kuwaitíes confesaron que estaban hartos de las continuas disputas entre diputados y miembros del gobierno, que han llevado a celebrar tres elecciones y a formar cinco gobiernos distintos en tres años. Miran con esperanza los rostros de estas mujeres recién elegidas.