ágrimas puras». Con ese título apareció en el número de marzo de 2014 el primer cuento de Pilar Cabañas. Presentaba una historia con inicio dramático: «A Tomás le gustaba mucho mirar por la ventana de su habitación. Era la única manera de ver lo que había más allá de las cuatro paredes de su casa. […] Le daba mucha envidia porque él no podía salir. Sus piernas no respondían cuando deseaba caminar…». Y concluía con una moraleja de final alentador: «Tomás sonrió pensando: solo cuando somos capaces de olvidarnos de nuestros problemas, somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos».
Esta narrativa sencilla ha perdurado a lo largo de los treinta y siete cuentos que hasta ahora se han publicado en las páginas de nuestra revista. Doce de ellos se reúnen ahora en un volumen de noventa páginas recién publicado: Submarinos, tartas y abusones. Misterios por desvelar. La primera parte del título remite a los personajes y situaciones que desarrollan los cuentos, mientas que los misterios esconden una «propuesta de aprendizaje para disfrutar en grupo». Hablamos con Pilar.
–Te gusta escribir cuentos, ¿verdad?
Leer más