Por eso, no dábamos un paso si no estábamos todas unidas por la mutua caridad (cf. 1 P 4, 8) […]. La fuerza que nos procuraba la unión obrada por el amor mutuo nos empujó muy pronto a reflexionar sobre las Palabras de Jesús: «Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Y también ver los efectos admirables que obraba esta unidad, especialmente en la oración: «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 19).
Así pues, Jesús estaba en medio de nosotras porque estábamos unidas en su nombre. Este misterio tan delicioso nos obligaba a mantener firme nuestra unidad para tenerlo siempre entre nosotras.
Leer más