En esta nueva sección, iniciada con el número pasado, proponemos a los lectores la segunda parte del artículo de Lucas Cerviño, que nos invita a vivir la creciente pluralidad de un modo maduro y creativo, asumiendo el pluralismo como actitud de vida.
En este momento el pluralismo deja de ser un simple fenómeno externo que evidencia pluralidad de opciones y formas y se convierte en algo que nos afecta en primera persona. Surge el pluralismo como desafío que interpela desde la incompatibilidad entre visiones del mundo. La pregunta clave es: ¿cómo reacciono ante la diversidad personal, cultural y religiosa del otro? El otro, en latín, puede ser expresado de dos maneras: como alius (extranjero, extraño, amenaza) o como alter (presencia, prójimo, oportunidad).