Seguimos publicando fragmentos de textos de Chiara Lubich sobre la unidad.
Nuestra soledad con Dios y nuestra vida de unidad con los hermanos son ambas esenciales, precisamente para estar seguros de una verdadera soledad con Dios y de una verdadera vida de unidad con los hermanos.
La soledad que es replegarse sobre uno mismo, aun con las más altas intenciones, no es soledad con Dios. Dios es Padre y te ama a ti como a todos los demás y quiere ver a su familia siempre unida.
Soledad con Dios significa dejar que Dios viva en ti de modo que incluso cuando te encuentras solo con Él, todos los demás están presentes en el amor que llevas en el corazón.
Por otra parte, la vida de unidad entre los cristianos no es verdadera si no está hecha de muchos «Jesús», de muchas personas que ya no viven ellas, sino Cristo en ellas, Dios en ellas.