El panorama político actual ha convertido el diálogo en una necesidad esencial que los ciudadanos esperan y demandan a las distintas formaciones políticas.
Es la hora de los «parlamentos», la hora de la esperanza, la hora de dialogar. No sirven solo conversaciones y «negociaciones» para formar gobiernos que tengan cierta estabilidad y que ahí acabe toda disposición al diálogo. La sociedad quiere y necesita creer que es posible un diálogo abierto y sincero, un diálogo entre todos y de todos.
Nuevos acuerdos y pactos
Las últimas elecciones, tanto las municipales y autonómicas de mayo como las catalanas en septiembre y las generales del pasado diciembre, dan como resultado unas corporaciones locales, unos parlamentos autonómicos y unas Cortes Generales ricas en diversidad y a la vez complejas en su funcionamiento, hasta entonces habitualmente marcado por mayorías absolutas. La fragmentación y la pluralidad se han vuelto características comunes.