IInmigración ordenada
Para afrontar el problema de la inmigración no basta con pensar que los inmigrantes son personas como nosotros, sino que además del corazón hay que usar la cabeza. Tampoco se puede eludir la responsabilidad buscando culpables cuando ocurre una tragedia. Hacen falta soluciones políticas, aunque sean imperfectas.
Es evidente que necesitamos a los inmigrantes, porque Europa está envejeciendo, pero de un modo ordenado. No me refiero tanto a limitar el número cuanto a favorecer la llegada de los que mejor se puedan integrar, ya sea por cultura, religión u otras afinidades, con el fin de evitar que se formen guetos.
En este momento, creo que primero están los cristianos sirios e iraquíes, porque huyen de la guerra. Para ellos habría que instituir un consulado europeo en Beirut, por ejemplo, y examinar caso por caso.