Este plato era tradicional en mi casa en Navidad. Lo hacía mi madre, que era una buena cocinera. Cuando faltaron mis padres, mantuvimos en casa una comida en esas fechas. A mi hermano no le podían faltar los famosos niños “fajaos” y el resto de la familia también los esperaba. Entonces, me tocó a mí cocinarlos.
Hace dos años, por mis límites ya normales de la edad, me “liberaron” de esta tarea, que pasó a mi cuñada. Pero el año pasado, sentí que para ser más “familia” podía volver a hacerlo por amor, de manera que al menos mi cuñada no tuviera que hacer este plato.
Ingredientes:
Preparación
Hacer tajos alrededor de los filetes, que deben estar cortados muy finos, para que no se encojan al cocinarlos. Extenderlos sobre una superficie. Poner encima una capa de ajos picados o molidos, una capa de perejil picado, una capa, en tiras alternas, de jamón y huevo cocido (cortados en tiras longitudinales, imitando una faja de niño en años atrás). Enrollar los filetes y cerrarlos con palillos de dientes. Espolvorear los rollos con nuez moscada. Freír mucha cebolla hasta que quede pocha y doradita. Rehogar bien los rollos de filetes en el aceite con la cebolla y apartarlos. Incorporar vino o coñac (medida al gusto) y volver a rehogarlos.
Poner todo a cocer en la olla exprés, añadiendo pimienta en grano y el agua correspondiente. Según el tipo de olla, se puede necesitar de 45 min. a 1 hora. Es conveniente abrir la olla a mitad de tiempo para ver si es necesario añadir agua y remover los filetes. Retirar los filetes del fuego y, antes de que se enfríen, sacar los palillos de dientes. Colar la salsa con el pasador, que debe quedar espesa por las muchas cebollas que se emplean. Probar la salsa y añadir la sal necesaria al gusto. Servir con guarnición de puré de patatas o patatas paja. La salsa aparte bien caliente.