Ruanda
Catorce años después de la matanza étnica, Ruanda es un país pobre y mutilado, en el que una generación casi entera de varones ha desaparecido. La campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Lo llaman el país de las mil colinas. Situado en el centro de África, con un clima y una vegetación envidiables, Ruanda es un pequeño país que permanece hoy desgarrado de arriba abajo desde aquellos fatídicos cien días de 1994. Cien días, sólo cien, bastaron para que más de ochocientos mil seres humanos fuesen masacrados en un conflicto étnico.
Catorce años después, Ruanda es un país pobre, muy pobre y mutilado, en el que una generación casi entera de varones ha desaparecido.
Las familias ruandesas se componen sobre todo de una madre joven y viuda rodeada de niños hambrientos. Las mil colinas ruandesas están salpicadas de pequeñas aldeas formadas por decenas de estas familias matriarcales, que malviven de lo poco que dé un terruño compartido entre unas y otras, mal organizado y bajo la constante amenaza de la llegada de un invasor.
Cuando se sube a los montes, lo que se ve allí entre aquel esplendor natural es la pobreza material extrema y el miedo clavado en los ojos de esos jóvenes, que temen todo lo desconocido recordando el genocidio.