En un ejercicio de diálogo entre ellos, los autores de estas colaboraciones ofrecen sus reflexiones a propósito del tema catalán.
El desencuentro
«Pero, por favor, no os pongáis a hablar en catalán. Tengamos la fiesta en paz». Eso le dijeron a un amigo mío unos familiares de fuera de Cataluña cuando les comunicó que la boda se celebraría en Barcelona. No deja de ser una anécdota, pero tampoco es infrecuente.
¿Por qué sigue pasando? No obstante la constitución consagre desde hace 35 años la tutela y promoción de todas la lenguas del Reino de España, aún hay quienes –sin duda de buena fe– perciben como una provocación que hablemos en catalán entre nosotros cuando hay otros alrededor que no lo hablan. Y si me pongo en la piel de mi amigo, veo claramente que la provocación la hace quien –también de buena fe– te pide que no hables tu idioma con tu gente cuando él vaya a tu casa.