Cuando suenan las alarmas aéreas en Trento durante la Segunda Guerra Mundial, Chiara y sus primeras compañeras corren a los refugios. Allí, a la luz de una vela, leen el Evangelio. Les atraen sobre todo las palabras que se refieren al amor al hermano, al mandamiento del amor recíproco, a la oración en la cual Jesús le pide al Padre la unidad. Entonces deciden hacer entre ellas un «pacto» de amor mutuo para poner en práctica el mandato de Jesús. En el siguiente texto, Chiara ilustra los efectos de aquel pacto que la Eucaristía había hecho posible.
Nos dijimos mutuamente: «Yo estoy dispuesta a morir por ti. Yo por ti». Todas por cada una. Y nuestra vida cambió desde aquel momento, dio un salto de calidad: una nueva paz, un vivo deseo de hacer el bien, una nueva alegría y paz nos invadieron.
¿Qué había sucedido?